Una de las instituciones de la cultura física representativas de la capital de la Región de Los Lagos, en el plano nacional, que mañana cumplirá 35 años de tesonera y perseverante existencia, es Deportes Puerto Montt. Una entidad que -con básicos recursos, pero que con la aguerrida y pujante voluntad de sus directivos y la mística de superación de sus futbolistas- no cesa de batallar sin pausas por hacer méritos para reconquistar un lugar en la primera división del balompié rentado.
Fue fundado este noble y luchador club "Delfín" porteño, el 6 de mayo de 1983, por visionarios dirigentes liderados por ilustres porteños como Jorge Brahm y Raúl Vargas, que supieron capitalizar el fervor local que despertó el cetro nacional futbolístico amateur logrado por Puerto Montt en 1982.
En su historial, resplandece el ascenso a Primera División del club albiverde en 1996, cuando el 16 de noviembre de ese año derrotó a Ñublense de Chillán 3 goles a 2. Con un plantel inolvidable, donde brillaban Walter Otta, César Yáñez, Marcelo León, Víctor Cancino, Nelson Villarroel, Rodrigo Sotomayor, Ahumada y Manuel López.
Pero, a contar de 2001, cuando desciende a segunda división, se inicia una trayectoria impregnada de altibajos en el andar competitivo de Deportes Puerto Montt. En 2008 destaca su campaña en la Primera B, pero no consigue el liderazgo. En el 2010, fue puntero exclusivo de la zona sur y tercero en la tabla general; pero en el 2012 desciende. Sin embargo, en la temporada 2013-14, -en una de sus mejores campañas-, dirimió palmo a palmo el cetro con Iberia, aunque sin éxito. Sin embargo, se desquitaría en la etapa 2014-15, al campeonar en la Segunda División, tras golear a San Antonio 4-0 en Chinquihue, y escalar a Primera B, donde llegó a disputar la final ese año con Everton, que ascendió, permaneciendo allí hasta ahora y anhelando siempre superarse, como lo ha hecho en las fechas recientes y espera demostrarlo esta tarde.
En vísperas de su cumpleaños, buenaventura a Deportes Puerto Montt en lo que viene y ojalá acompañado -¡de veras!- por los puertomontinos.