Entrados en una nueva Administración, es bueno recordar los desafíos claves del desarrollo de nuestra Región:

1.- El afianzamiento productivo regional que debe valorar los Recursos del Mar. Además de lo pecuario, agrícola, turístico e industrial, la salmonicultura y las pesquerías artesanales son vitales para el desarrollo regional. Ello implica disciplinar la industria del salmón en lo ambiental y laboral y hacer que esos centros productivos se vinculen fuertemente con las comunidades locales. Sobre las pesquerías artesanales, es urgente movilizar coordinadamente al conjunto de agencias públicas, para fortalecer esta vital actividad. Debemos generar unidades productivas viables en cada caleta, asegurar asistencia técnica y financiamiento y crear redes de comercialización eficaces hacia el mercado interno y externo.

2.-Debemos superar las brechas aún existentes en materia de Infraestructura, especialmente Vial. Ello implica monitorear con detalle el puente sobre el Chacao, la obra civil más importante de Sudamérica, y su complemento esencial que es la doble vía completa en la Isla. Adicionalmente es necesario avanzar en la concesión metropolitana de Puerto Montt y Puerto Varas por Alerce (con gratuidad para la población de Alerce) y su extensión a El Tepual. Parece esencial dar lugar a una concesión para la doble vía internacional Osorno al paso Puyehue, el segundo más transitado del país. Complementariamente, la región debiera estabilizar un programa de unos 200 kilómetros de pavimentos básicos en todas sus provincias y comunas, lo que se financia precisamente con los recursos que el MOP libera de las concesiones señaladas. Adicionalmente, seguir el programa de obras en la ruta 7 con los recursos de continuidad del plan de zonas extremas.

3.-Al mismo tiempo la región debe asumir los desafíos nacionales en Educación, Salud, Pensiones e Infancia. Ello implica el aumento progresivo de las pensiones básicas, un tratamiento extraordinario a la infancia más carenciada, con una mayor cantidad de patologías incluidas en el AUGE y estimulando la calidad de la enseñanza gratuita garantizada para los estudiantes de menores ingresos.

Las tareas anteriores debieran concitar consensos importantes y favorecer un desarrollo de largo aliento, para nuestra región con tantas potencialidades. Se requiere cada más profesionalizar y mejorar la eficiencia pública, trabajar colaborativamente con los privados y construir una tolerancia y convivencia política y social entre todos.

Sergio Galilea Ocón

Ex subsecretario de Obras Públicas

Acomienzos de los '80, la incipiente Oficina de Extranjería de la Gobernación Provincial de Llanquihue atendía en promedio dos consultas al día de ciudadanos extranjeros, que en su mayoría llegaban a la zona en condición de turistas, y unos cuantos japoneses que se empleaban en las pesqueras. Ese era el flujo de migrantes hace unos 35 años. Bueno, de aquel entonces hasta hoy, la realidad ha cambiado bruscamente, al punto que durante la madrugada de ayer, cerca de 300 migrantes durmieron en las afueras de la casa de Gobierno, para obtener un número y ser atendidos para regularizar su permanencia en el país.

Paralelamente ayer, el Presidente de la República, Sebastián Piñera, firmó el proyecto de ley que busca modernizar la legislación actual sobre migración, y tres decretos que buscan reglamentar a los extranjeros irregulares en el país; con lo cual se intenta zanjar un problema creciente del país, al menos desde el punto de vista legal.

Sin embargo, junto con ello, el otro gran desafío de la sociedad civil, es ver cómo aprendemos a convivir con los extranjeros, sin abusar de ellos, integrándolos a la vida diaria, al trabajo, a la convivencia y capitalizando la multiculturalidad que se está manifestando con este fenómeno en cada rincón del territorio nacional.

Hoy conocemos historias de sobrevivencia por parte de los migrantes, existen denuncias de abusos en contra de ellos tanto en el ámbito laboral como en los lugares de pernoctación; y en más de algún caso, hay testimonios de humillación o afectación a sus derechos. De manera que llegó la hora de "ordenar la casa que compartimos", como dijo el Presidente, no sólo en el ámbito legal, sino que también en lo social.

Y esos cambios, ese proceso de transformación hasta cultural si se quiere, es mucho más profundo y silencioso, que no se produce ni agiliza con un proyecto de ley, sino que tiene que ver con el fomento del respeto, la tolerancia y la integración, para la construcción de un mejor hogar para todos.