En un ejercicio que recuerda lo obrado con el Plan de Desarrollo Comunal y el Plan Regulador, la Municipalidad de Puerto Montt inició una nueva convocatoria masiva de los vecinos. Esta vez, para construir -entre todos- el que será el Plan Comunal de Cultura. Instancia que genera desde ya la aprobación y colaboración ciudadana.
La iniciativa se basa en la política de cara a los habitantes, desechando lo reservado para decidir lo importante, y en buscar entender lo que somos y representamos como sociedad, más allá del discurso hegemónico e historias oficiales.
Trabajar en un plan como el señalado significa convocar a un movimiento comunitario importante. Al que nadie puede faltar, para aportar acerca de qué hacer, qué gusta y qué nos define. De este modo, narrativas de colectivos humanos que existen en la periferia cultural, en calidad de subalternas, tendrán la oportunidad de integrarse en igualdad de condiciones al historial urbano más validado. Un esfuerzo de inclusión que -como se define en la teoría humana- es clave para el logro del diálogo de los distintos colectivos que derivan del desarrollo social. Así, las personas o grupos que se sintieron desplazados o elaboran discursos desde el margen, podrán aportar sus experiencias para enriquecer la visión de Puerto Montt, apoyando una densidad mayor en las dimensiones del acervo cultural. Las primeras reuniones ya se hicieron y se espera que -en un trabajo metódico, paciente y abierto- los relatos de las personas vayan potenciando la identidad.
La tarea es ardua, pero apasionante. La acometen unos pocos profesionales del Departamento de Cultura del municipio, dependiente de la Dirección de Desarrollo Social, Dideco, que lidera el reconocido productor y músico Arturo Vera, sobre quien se abren amplias expectativas para conocer los resultados de este energético plan cultural.
Gremios, etnias, sindicatos, juventud, profesionales, artesanos, artistas -entre otros-, asumen esta misión de descubrir, entre un caleidoscopio humano, en qué consiste la singularidad humana.