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El Clero renovará las promesas sacerdotales durante la Misa Crismal

CONMEMORACIÓN. Los hombres dedicados a llevar la Palabra de Dios celebran, también, la institución de la Eucaristía.
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mirta.vega@diariollanquihue.cl

M añana Jueves Santo se celebra en todo el mundo católico el Día del Sacerdote. Por obligaciones propias con sus comunidades, adelantan la fecha para hoy en la Misa Crismal.

Su día es mañana, pero en la Iglesia Catedral se reúne esta tarde, a las 19 horas, todo el clero junto al arzobispo monseñor Cristián Caro, ante quien los sacerdotes diocesanos y religiosos renovarán sus promesas.

La actividad introduce a la Semana Santa, cuyo tridúo comienza mañana por la tarde, momento en que los católicos reviven la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

El fundamento del Día del Sacerdocio está en la Última Cena, que celebró Jesús con sus discípulos; por lo tanto, no sólo es su día sino también el Día de la Eucaristía.

En la Arquidiócesis de Puerto Montt, existen los sacerdotes diocesanos y los de comunidades religiosas, como los jesuitas, Verbo Divino, Servidores de la Palabra, misioneros de la Sagrada Familia.

Su misión está marcada por el rol de Jesús y significa llevar a Dios a sus hermanos de distintas maneras. Las principales son los sacramentos, la palabra de Dios y el trabajo del día a día, en donde la iglesia lo envíe. Allí, cada sacerdote desarrolla su vocación mediante carismas (dones que dio Dios o distintas formas de llevar la misión adelante).

Hay gente que rechaza la Iglesia o critica a los curas por problemas que se han generado al interior de ella, como sacerdotes que han dañado la misión que Dios les dio. Pero son miles que siguen trabajando su vocación, algunos en el ámbito educacional, otros en el ámbito obrero (como Mariano Puga o José Fernández), otros como capellanes de las fuerzas armadas y salud. Es decir, sacerdotes que puedan cumplir en sociedad todo lo que pueda hacer en el ámbito profesional desarrollando su vocación, pero siempre supeditado a la misión que la Iglesia le encomienda.

El cura párroco está a cargo de un sector del territorio en el ámbito espiritual y religioso, de una sede parroquial que está acompañada de muchas capillas que se van construyendo a medida que la población va creciendo. Así, por ejemplo, Puerto Montt que perteneció a Chiloé, creó su obispado, primero y arzobispado, después. Además, organiza su parroquia en la administración de los sacramentos; se preocupan de los enfermos, acompañan en el dolor sobre todo en catástrofe, fallecimiento, incendios etc. Entre otros roles, apoyan a las personas desvalidas, con centros de salud, hogares, comedores, roperos solidarios, canastas familiares; son nexo de la Iglesia con la comunidad poblacional y las autoridades comunales y en todo el ámbito donde está inserta la parroquia.

Un cura también ayuda en la construcción y reparación de inmuebles, que estén habilitados para acoger a los feligreses en la realización de reuniones, clases, talleres, formación humana; realizan actividades recreativas de niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, como por ejemplo CEVAS (Centro de vacaciones solidarias) de verano e invierno, retiros de movimientos como Palestra, encuentros matrimoniales, preparación de novios, clubes de adultos mayores, hogares de adultos mayor.

Junto con ello, también se preocupan del nivel de estudios de sus comunidades, y los motivan a completar estudios. Esto se ha realizado en Alerce, Carelmapu y Puerto Chico, que en estos momentos tiene a 300 personas regularizando sus estudios básicos y medios. Para este problema cuenta con el apoyo del Ministerio de Educación a través de voluntarios y consultores.

Otra labor fundamental en parroquias y capillas son los aspectos formativos en el ámbito de los valores.

"Es la única institución en estos momentos que aboga por ésto en las parroquias", dice el padre Rosiel Ruiz, quien comenta que se debe funcionar las 24 horas del día, porque los enfermos, los velatorios, no esperan al día siguiente.

En la Arquidiócesis de Puerto Montt, existen 33 parroquias y un sola de ellas, La San Miguel de Calbuco, tiene bajo su tutela 38 capillas, la mayoría isleñas, hasta donde se traslada el padre para reunirse con la comunidad. En esta jurisdicción, los sacerdotes más antiguos se encuentran en la Catedral, Leandro Serna, y Antonio van Hesse, en la Parroquia de la Sagrada Familia de Hornopirén.

Leandro Serna, con 63 años de sacerdocio, con la sencillez que lo caracteriza, cree que él como párroco de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen (Catedral) es "una criatura de Dios que tiene una misión que cumplir en este mundo, pero la mía consiste en hablar de Dios a la gente, no sólo a los católicos sino a los seres humanos como discípulo de Jesucristo, que vino para todos".