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La residencia modelo de Los Muermos que despertó el interés a nivel nacional

PROTECCIÓN DE MENORES. Establecimiento, que es considerado uno de los mejores en Chile, acoge a niñas con derechos vulnerados. Plantel administrado por el municipio es parte de la red Sename.
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La reciente visita del alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, a la Región de Los Lagos, visibilizó el trabajo que se realiza al interior de la Residencia Familiar Renacer de Los Muermos. El edil del Partido Comunista llegó hasta la comuna que lidera el alcalde de la UDI, Emilio González, para conocer una de las experiencias más exitosas en Chile de establecimientos de la red del Servicio Nacional de Menores (Sename), el que precisamente está en manos del municipio muermino.

Yessica Loebel, directora de la residencia que tiene capacidad para 20 niñas, pero que actualmente sólo alberga a 10, apunta que la principal característica del establecimiento es su ambiente familiar.

"La idea es que las niñas, que llegan derivadas de los juzgados de Familia por vulneración de sus derechos, puedan desarrollarse en algo similar a un grupo familiar. Eso se logra gracias al compromiso de las personas que trabajan aquí", explica.

Al recorrer las instalaciones, se observa un impecable aseo y orden en todas las dependencias, además de las medidas de seguridad como vías de escape y extintores.

"Acá trabajan 14 personas de la residencia, a los que se suman tres profesionales de un proyecto especializado. Esto funciona las 24 horas del día de lunes a domingo, por lo que hay educadoras por turno. Incluyendo los fines de semana y festivos. A ellos se suman profesionales del área de salud y de educación que trabajan con las niñas", detalla la directora, quien es asistente social.

La edad de las niñas que llegan hasta esta residencia modelo de Los Muermos, va entre los cinco años hasta los 17 años 11 meses, aunque hay algunas excepciones.

"Hemos recibido a hermanas, una de 6 años y otra de 4, que llegan juntas para no separarlas. También hemos tenido niñas de hasta 22 años que están en preparación para la vida independiente. Pero en nuestra población actual la menor tiene 6 años y la mayor 17", contó Yessica Loebel.

La rutina diaria

En la residencia Renacer, existen dos rutinas: la de vacaciones y la que se desarrolla en temporada escolar.

"Todas nuestras niñas van al colegio. En temporada de clases la actividad parte a las 7 de la mañana con el despertar, la higiene personal y la preparación para el colegio. Aquí, como en cualquier casa, ellas también tienen deberes como hacer su cama y ordenar sus pertenencias", describe la directora Loebel.

Tras ello, toman desayuno, parten a sus respectivos establecimientos educacionales, para retornar cerca de las 16 horas. "Las recibimos con una once, para luego comenzar con el apoyo pedagógico personalizado, que lo realiza una monitora escolar y una psicopedagoga. Después tienen horas de juego, y hora libre. Las más pequeñas se acuestan a las 21 horas y las más grandes a las 22. También ven televisión, esto es como una casa. Acá no hay una mamá ni un papá, pero sí un referente significativo", relata la profesional que lidera la residencia.

En el proceso de intervención de las menores, que ingresan por una medida judicial, hay varios momentos significativos. Al ingreso se vive la etapa de acogida, donde se recibe a la niña y se establecen los nexos con su familia y se recoge su historia de vida y antecedentes de salud, como cirugías, alergias o patologías crónicas.

Las niñas se incorporan a un establecimiento escolar, se gestionan los útiles escolares, y un equipo de profesionales evalúa a nivel individual a la menor y a nivel familiar. Con esos resultados se formula un plan de intervención.

Con ese plan, se trabaja en el desarrollo de habilidades parentales, reparación de daño psicológico, y las derivaciones que sean necesarias.

Posterior a eso, hay un trabajo intenso de a lo menos seis meses, dependiendo de la evolución de la niña y su familia, tras lo cual se pasa a una etapa de pre egreso.

"Allí se pone a prueba nuestra intervención. La niña retorna a su entorno, pero con nuestra intervención, y vamos analizando como funciona la dinámica familiar para ir realizando ajustes. Si el proceso funciona , se solicita el fin de la medida de protección a los tribunales", dijo la directora.

Deber del municipio

El alcalde de Los Muermos, Emilio González, sostiene que entregar una atención digna y calidad a los niños que han sufrido vulneraciones, "debe ser parte de la función municipal, aunque no todos los municipios lo entienden así".

El edil indicó que para la gestión del establecimiento, "activamos una corporación, mediante la cual iniciamos los convenios con el Sename, para poder hacernos cargo de la residencia, de la cual somos responsables hace más de 15 años".

Para mejorar la infraestructura, han gestionado recursos tanto con el mundo público como privado, aunque el alcalde reconoce que la clave del éxito de la residencia está en las personas que trabajan directamente con las menores.

"Ellas son las que recrean las condiciones de un hogar familiar", indica.