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FACh traslada a estudiantes hacia Pto. Montt y Santiago

JÓVENES AYSENINOS. Actividad tuvo como finalidad apoyar a 221 estudiantes de educación superior y sus familias, oriundos de zonas extremas del sur del país.
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Gracias a un operativo de la Fuerza Aérea y coordinado en conjunto con la Intendencia de la Región de Aysén, 221 alumnos de enseñanza superior de esta apartada zona del país pudieron viajar por vía aérea hasta Puerto Montt y Santiago, con el objetivo de reintegrarse a sus respectivas casas de estudios, luego del período estival.

De esta manera, a las 14.30 horas del viernes, aterrizó en la Base Aérea El Tepual de Puerto Montt un avión Boeing 737, de dotación de la IIª Brigada Aérea de la FACh, proveniente de la ciudad de Balmaceda, con 107 jóvenes a bordo.

Luego de retirar sus pertenencias desde la Sala de Embarque de la Unidad, los pasajeros procedieron a trasladarse por tierra no sólo hacia Puerto Montt, sino que también a Osorno, Valdivia y Temuco.

Así las cosas, deberán reintegrarse a sus actividades educacionales, en alguno de los planteles existentes en la zona sur de nuestro país.

Luego, la aeronave regresó a Balmaceda, lugar donde otro grupo de 109 jóvenes esperaban por embarcarse, esta vez con rumbo a Santiago.

Labor social

El traslado de la Fuerza Aérea de Chile es un importante apoyo que brinda la institución a la comunidad que habita sectores aislados en el territorio nacional, considerando que para muchos de éstos jóvenes regresar a clases en otras ciudades les significan un gasto en transporte no menor y, por sobre todo, un viaje que puede fácilmente durar más de 24 horas por tierra.

Además, una travesía por tierra incluye un paso obligatorio por Argentina para quienes provienen desde localidades alejadas de la Región de Aysén, tales como Coyhaique, Balmaceda, Cochrane, Chile Chico y Aysén.

La diversidad mejora la calidad

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Cada vez es más común ver estudiantes de origen extranjero en nuestras salas de clases.

Lo que ayer constituía una novedad, hoy se ha transformado en habitual, como el encontrarse con ellos en las ceremonias, competencias deportivas y académicas representando a sus escuelas, pero también en las calles de nuestras ciudades.

Este fenómeno de la inmigración hace que cada vez vivamos en una sociedad más plural, en la que nos encontramos con una multiplicidad de costumbres y de culturas, y las escuelas son su reflejo de ello. Lo anterior, hace imprescindible un enfoque intercultural de la enseñanza en un marco de valores de respeto, tolerancia y solidaridad.

Por ello, esta inmigración ha acentuado una realidad socio cultural hasta ahora latente en nuestra sociedad y que debe ser abordada con urgencia por nuestras comunidades educativas diseñando un "plan de acogida" que permita recibirlos con generosidad y comprensión, pero también con apertura, favoreciendo un clima social de convivencia, respeto y tolerancia.

Las escuelas deben fomentar un núcleo de encuentro y difusión de los valores democráticos y de nuestra cultura nacional; en ellas está la oportunidad de tomarnos en serio los valores del respeto a la igual dignidad de las personas y la compasión, entendida como la capacidad de percibir el sufrimiento de otros y de comprometerse a evitarlos. Su papel es fundamental para la incorporación social del niño inmigrante y su desarrollo personal, facilitando el acceso a nuestra comunidad, su conocimiento de la lengua cuando corresponda, fomentar su relación entre iguales, su promoción y continuidad escolar y desarrollar su potencial para participar activamente de nuestros desafíos nacionales.

La incorporación de niños y niñas inmigrantes a nuestro sistema educativo, implica poner de relieve principios educativos tan utilizados como la inclusión, la integración, la atención a la diversidad en el aula y la atención personalizada de los estudiantes; pero también es una oportunidad para que nuestros hijos miren el mundo desde una perspectiva humana y cultural más amplia, para que aprecien la riqueza de la diversidad y encuentren en ella el potencial de la tolerancia, de la oportunidad para la innovación y del aprecio de la diferencia como una fuente de riqueza y no como una amenaza a nuestra identidad.

Carlos Delgado Álvarez*