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ENTREVISTA. FRANCO FUICA, vicepresidente de la asociación OTD Chile

"Cuando me asumí y empecé a ser reconocido como una persona masculina, comencé a sentirme un millón de veces más feliz"

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Ignacio Vera

Desde siempre supo que era Franco y no Minka, nombre femenino que le pusieron al nacer, acorde con su sexo biológico. Debió crecer como mujer, intentar vestirse y comportarse como tal, sin embargo su identidad de género era otra. Él se sentía él, no ella.

Todo esto ocurrió en el conservador Osorno de los años '80, en donde ser homosexual era un pecado (estaba legalmente penalizado aún) y de transgéneros simplemente no se hablaba, salvo para catalogarles como "anormales" o derechamente como una "aberración".

Los años han pasado. En el Congreso se discute una Ley de Identidad de Género y se quiere dejar de hablar de "transexuales" , término asociado a la medicina que patologizaba la condición. Hoy Minka Alfonsina Fuica es Franco Fuica, el osornino que es vicepresidente de Organizando Trans Diversidades (OTD Chile).

Licenciado en Pedagogía Educacional Básica de la Universidad de los Lagos, Franco comenzó su militancia en el activismo el año 2003 cuando asumió como el primer presidente trans del centro de alumnos de su universidad y creó la CUDSO (Coordinadora Universitaria de la Diversidad Sexual de Osorno). También fue promotor del #TRANSFEST, Primer Festival por la Despatologización Trans.

- Franco, ¿Qué es OTD y qué hace?

-Organizar Trans Diversidades es una organización que tiene varias líneas de trabajo. Por un lado tiene la línea de incidencia política, que trabaja en la Ley de Identidad de Género y también lo ha hecho en otras instancias de políticas públicas. Nos desempeñamos muy cerca de los gobiernos de turno en pos de políticas que beneficien a la comunidad trans. Tenemos también un área de educación, que se llama Otduca, que se dedica a educar a instituciones, hospitales, municipalidades, colegios, juntas de vecinos interesados en el tema y que quieren entender más y mejor del tema trans. Está orientado también a personas que hacen el primer trato con trans en los servicios públicos.

-¿Qué otras áreas abarcan?

-Hay también un área de salud que trabaja con la despatologización de nuestra condición, acercándonos a los organismos de salud con el objetivo de crear instancias que expliquen cuáles son las necesidades particulares de la comunidad trans respecto a la salud. Existe igualmente un espacio de desarrollo comunitario que organiza muchas actividades internas orientadas a la colectividad trans. Se hacen todos los días jueves a las 19:30 horas, y puede asistir cualquier persona trans con la frecuencia que disponga. Otro tema también es que tenemos un grupo para familiares, en el que se reúnen los padres, hermanos, hijos de personas trans.

Orígenes

-¿Cómo fue su infancia en Osorno?

-No fue una infancia sencilla. Nací allá y viví toda mi vida en Eduviges, entre Bilbao y Rodríguez. Siempre creí que yo era niño, hasta que mi mamá un día a raíz de una pregunta que le hice, me dijo 'porque tú eres niñita'. El caso es que yo no sabía el porqué yo siendo niño, no tenía pene.

-¿Qué ocurrió?

-Tomé tempranamente conciencia de eso y también de que ser niña no era algo para nada fácil. Además tuve que esconder que yo me sentía niño. Estudié en la Escuela N°4, que en ese tiempo era bastante estricta. Entré el '83 en plena dictadura. Recuerdo también que cuando iba al jardín una tía me vio jugando con un juguete que tenían asignado como "de niño" e inmediatamente me lo quitó y me llevó donde las niñas. Las cosas de niña no me gustaban y las cosas de niño no las podía tocar. No tenía un lugar de pertenencia, no era niño ni niña, me quedaba sentado solo en la banca del colegio todo el recreo. Luego llegó un momento en el que las niñas se me empezaron a acercar y yo lo viví como algo muy natural. Yo nunca me sentí niña, entonces me atraían las niñas.

-¿Cómo ve a la sociedad osornina de hoy respecto a la diversidad sexual?

-Lo que yo sé por lo que me cuentan (Franco vive en Santiago hace años), es que se están abriendo. Entiendo que hubo una organización de la diversidad y que otra de Puerto Montt es integrada por algunos activistas de Osorno. Una cosa muy importante para la comunidad LGBTI es cuando los movimientos feministas comienzan a intervenir, y en Osorno existen y son potentes, eso ayuda a cambiar los paradigmas. De todos modos, los niveles de machismo y misoginia que hay producen situaciones de vulneración de derechos. El sur es un lugar que se vuelve nocivo para la comunidad LGBTI, así como puntos del norte, zonas alejadas de los grandes centros de población.

Desafíos

-¿Cuáles son a su juicio los desafíos inmediatos más importantes para la diversidad sexual?

-Primero que todo entender que no solamente hablamos de diversidad sexual, sino también de diversidad de género. Las personas trans no somos parte de la diversidad sexual, sino de la diversidad de género. Lo siguiente, es que en Chile hace unos años se están trabajando leyes respecto a temáticas de garantía y acceso a derechos de la comunidad LGBTI. Partimos con la Ley Antidiscriminación, seguimos con el Acuerdo de Unión Civil y ahora discutimos la Ley de Identidad de Género y viene el matrimonio igualitario.

-¿Qué falta?

-Hay que volver un poco atrás y procurar que la Ley Zamudio se mejore, porque no puede ser que la carga de la prueba esté en la víctima y no en el victimario, eso no existe en el derecho comparado. Lo otro, respecto al Acuerdo de Unión Civil, que para mí fue una válvula de escape para no legislar la igualdad plena, que sería no hacer ningún trámite distinto a los demás. Creo que el matrimonio igualitario le va a hacer muy bien a Chile. Tenemos que cubrir y validar a todas las formas de familia, con igualdad de derechos. Respecto a la Ley de Identidad de Género, una de las primeras cosas de las que se debe encargar, es de reconocer que existe un grupo de gente cuyos derechos son vulnerados producto de la falta de reconocimiento de su identidad y hacia su comunidad. Eso se hace a través de la educación, planes, programas, y políticas públicas específicas.

- Hace poco tiempo atendió el caso de un joven transgénero agredido en Osorno ¿Cómo hacemos para bajar los niveles de violencia?

-Sí, fue el caso de Nacho. Ahí hay dos temas que tienen que ver con la transfobia. Uno es que le hayan golpeado, y lo segundo es respecto a cómo actúan los agentes del Estado frente a estas situaciones. Qué es lo que debe hacer Carabineros, la PDI, el hospital, ahí tenemos una deuda pendiente en la que se debe trabajar. No podemos trabajar con la gente que va a agredir, que probablemente siempre va a estar, pero sí podemos dialogar con el agente del Estado, enseñarle a que no puede discriminar y debe garantizar la protección de todos. Hay que capacitar y hacer que la gente conozca sobre derechos humanos, sobre la vida de las personas trans. Muchas veces se asume que todos los trans somos alcohólicos, drogadictos, que nos dedicamos a la prostitución y que estamos en situaciones riesgosas por decisión propia. Se puede generar una onda expansiva que derribe prejuicios. Pero ojo, incluso las sociedades europeas más avanzadas en este tema no han terminado con el asunto.

Tránsito y paternidad

-¿Cómo fue su proceso de tránsito de género?

-Yo hice un tránsito más o menos entre los 24 y 26 años. En ese tiempo estaba en la universidad. Yo creo que la situación en que estaba en ese momento, en que era dirigente estudiantil, me permitía tener bastante empoderamiento cuando decidí comenzar. Siempre lo supe, no me sentía mujer, pero me faltaba un detonante para hacer el cambio. En esa época yo estaba con una pareja, y ella veía en mí a un hombre, siempre me decía 'tú eres el hombre perfecto, pero eres mujer', y eso me hizo recordar quién era yo. Hacer el tránsito en ese momento no fue algo tan complejo para mí, porque estaba muy empoderado.

-¿Y qué dijeron?

-Todos mis compañeros de la universidad lo entendieron, apenas tuve un comentario desagradable y el resto fue puro apoyo. Creo que la primera vez que hablé de manera pública sobre mi cambio de sexo fue a El Diario Austral, fue una nota que salió un día domingo. Mucha gente se enteró a través de eso, incluso mi familia. Una de las cosas importantes del tránsito es que cuando me asumí y empecé a ser reconocido como una persona masculina, comencé a sentirme un millón de veces más feliz, completo y pleno de lo que era antes.

"Los niveles de machismo y misoginia que hay producen situaciones de vulneración de derechos". "Hace muchos años atrás estaba en pareja y quería ser papá, estaba disponible a embarazarme"."