En el marco del turismo, que ha transformado al mundo en una sorprendente "aldea global", Puerto Montt ha estado entre las preferencias de los visitantes nacionales e internacionales en el transcurso del presente año. Lo que se ha confirmado a través de diversos estudios y sondeos -desde plataformas digitales- de expertos organismos dedicados al análisis de la realidad viajera internacional, donde nuestra ciudad puerto generalmente ha figurado en los primeros lugares. El último de ellos reveló que esta capital regional es la que presenta el mayor crecimiento en cuanto a arribos aéreos para pasar las fiestas de finales de año.
Lo concreto es que Puerto Montt está llamando la atención, cada vez con mayor fuerza, en el mundo del turismo. Una atracción que brota, sin duda, de la indiscutible belleza de su paisaje marítimo característico, de la variedad y riqueza de su gastronomía marina excepcional, de sus recursos patrimonio-culturales, de la calidad de sus servicios y de la siempre admirada cordialidad de la hospitalidad puertomontina.
Se imaginan cuánta mayor sería la atracción de la capital de la Región de Los Lagos, si hubiera materializado sus grandes proyectos. Entre ellos, el referido a la puesta en valor del hallazgo arqueológico de Monte Verde (Museo y sitio de réplica), el desarrollo turístico de la isla Tenglo, la puesta en marcha del buscarril Puerto Montt-Alerce, el hermoseamiento y modernización del borde costero local, la habilitación de un terminal marítimo de recepción de cruceros internacionales, entre otros. Nuestro puerto está en deuda en esta materia. Y está desperdiciando tiempo e inapreciables oportunidades de crecimiento económico y de progreso por intermedio del accionar de la industria del turismo. Uno de los principales pilares desarrollistas, así reconocido en nuestra región.
En cuanto a los íconos de Puerto Montt, indiscutiblemente, ellos son la colonización alemana, la lancha chilota y el prehistórico Monte Verde. La historia así lo narra y lo confirma. Sólo hace falta sacarles el brillo necesario en honor del visitante.