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Edita Ojeda: sobreviviente del aluvión que también sufrió con el volcán

HISTORIA. A sus 69 años, 35 de ellos en Santa Lucía, esta madre de tres hijos dice que no quiere volver. "Salí corriendo, miraba para atrás y la masa gigante de lodo que arrastraba casas y árboles me seguía. Fue desesperante", relata con angustia.
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Marcelo Galindo G.

35 de sus 69 años, Edita Ojeda los ha vivido en Villa Santa Lucía. Tuvo tres hijos y varios nietos. Tras estar gran parte de su vida en esta zona de Chaitén, confesó que no quiere volver, porque lo vivido el sábado 16 de diciembre la marcó para el resto de su existencia.

Edita ahora está en la casa de su hija Ingrid, radicada en La Junta desde hace varios años, pero quien también vivió de cerca la erupción del volcán Chaitén el 2 de mayo de 2008.

Edita fue por más de 30 años la manipuladora de alimentos de la escuela de Santa Lucía, incluso en el recinto albergó y alimentó a más de 70 personas desplazadas por la erupción del Chaitén.

Tiene su propia hipótesis de lo ocurrido en la villa, donde perdió su casa, quedando con lo puesto y salvando a dos de sus cinco mascotas.

El incremento del caudal del Río Burrito que cruzaba por el pueblo tendría mucho que ver en la tragedia.

"Esperaba que subiera su caudal, porque ese día la lluvia que cayó fue mucha, pero nunca pensé que iba a ocurrir un aluvión, el que tomó la dirección del río, pero pienso que tomó el cause natural", acotó.

Cables

La vecina de Santa Lucía relata con nerviosismo lo ocurrido el sábado pasado, alrededor de las 9 horas.

"Me levanté como a las 8, hice fuego, me iba a duchar y me tomé un mate amargo. Me llama la atención que se cortó la luz. A veces ocurre que cuando pasan camiones grandes pasa eso, pero miré por la ventana y vi como los cables se movían y los postes caían uno tras otro. Salí a la calle, sin pensarlo, en pijama, y me empezó a seguir esa masa gigante de barro, que arrastraba de todo: árboles y casas; fue desesperante", rememora.

Cuenta que cuando corría y al llegar a la carretera, una persona se bajó de una camioneta, la toma en brazos y corriendo la trasladó al vehículo. Avanzaron rápidamente.

Eran sus vecinos: Juan Mansilla y Oscar Barría, quienes también estaban huyendo del aluvión.

"Una vez en la carretera y cuando se detuvo la masa de barro, mi casa empezó a arder, porque las otras casas se allegaron y ya estaban ardiendo. Se quemó todo, mi celular, mi dinero, mi ropa y perdí tres de mis mascotas. No pude ver a nadie más, sólo que las casas desaparecían bajo el lodo", reveló.

Calle

Edita Ojeda no quiere volver a vivir a Villa Santa Lucía, se quiere radicar en compañía de su hija en La Junta y conseguir un trabajo que le permita desarrollarse en la cocina.

Manifestó que tiene la intención de ir a ver lo que quedó de la villa, porque no ha retornado desde el día de la tragedia.

Conocía a todos los vecinos que perdieron la vida en el aluvión, entre ellos su sobrina y la pequeña hija de ella.

"Hace nueve años fue la erupción del Volcán Chaitén y ahora ésto. Recuerdo que se hacía mucho pan y abundante comida, porque durante varios días pasaron más de 70 personas albergadas en la escuela, que ahora se llevó el aluvión", dijo.

Edita nunca más se olvidará de la tranquila vida que tuvo en Santa Lucía. "Después del aluvión estuve todo el día en la calle, esperando que llegará mi hija y alguien que nos dijera algo; claro, la tranquilidad es impagable, pero allí me di cuenta que estaba muy lejos", reflexiona.

Justamente, Edita nunca se quiso ir de la localidad, porque su trabajo estaba a un paso de su casa -la que recibió en 1982- y los niños eran su vida en la escuela.

Para Edita, lo ocurrido a su sobrina (Claudia Ojeda) que vivía muy cerca de ella es lo más terrible, porque se veían todos los días, en el barrio y en la escuela "donde ella era la inspectora. No me he querido dar a la pena, estoy tratando de pensar otras cosas, pero nunca más me voy a olvidar de Villa Santa Lucía, nunca tuve un problema, y mi escuelita, donde todo se celebraba".