El desolador panorama: dos tercios de la villa desaparecieron bajo toneladas de barro
SOBRECOGEDOR. Mientras equipos de emergencia trabajan en la ubicación de cuerpos, parte de los fallecidos son velados en la capilla de la localidad. En la tragedia, la vida se abre camino con los primeros rescates de animales con vida.
La vista aérea del poblado de Villa Santa Lucía, distante 90 kilómetros al suroeste de Chaitén, es sobrecogedora. Un gran socavón en un cerro cercano dejo caer miles de toneladas de material sobre 60 viviendas e infraestructura municipal, entre la que se encontraba la escuela Valle El Frío.
"Dos tercios de la localidad está cubierta por el barro. Infraestructura pública como el jardín infantil, el municentro, la junta de vecinos, el gimnasio la sede del adulto mayor que aún no estaba inaugurada y la plaza fueron arrasadas por el aluvión. El barro aplastó el centro cívico de la villa Santa Lucía", dijo a El Llanquihue la alcaldesa Clara Lazcano, que se encontraba en el área de la catástrofe y que llegó por medios particulares a la zona afectada.
Tierra, rocas y árboles descendieron por el río Burritos, sepultando el área norte de la localidad, donde se ubica el cruce entre la Carretera Austral y la Ruta W-895 que ofrece conectividad a Futaleufú y Palena.
En el sur de la villa, la calzada asfaltada de la Ruta 7 sirvió como un improvisado aeródromo para helicópteros de la PDI, Carabineros, Ejército, Fuerza Aérea y un aeronave particular que realizaba rescate de animales. Vía aérea, un caballo fue rescatado.
"Para la gente de la comunidad sus animales son muy importantes. Para ellos son sus fuentes de trabajo, su compañía, sus proteínas. Ahora a este caballo que rescatamos le inyectamos antibióticos y estimulantes para que pueda regular su temperatura", dijo el veterinario Bryan Castro, quien atendió al equino (ver complemento en recuadro de página siguiente).
Mientras las intensas labores de búsqueda se realizan en distintos puntos de Santa Lucía, féretros al interior de la capilla San José Obrero dan cuenta de la tragedia que hasta el momento cobrado 12 vidas.
"Estamos trabajando con el Servicio Médico Legal para realizar las pruebas tanatológicas que van a revelar la identidad de las personas (que se encuentren)", explica el gobernador de Palena, Carlos Salas, quien recalcó que los equipos de emergencia están extremando los esfuerzos para encontrar a las personas desaparecidas y traer tranquilidad a sus familias.
Víctimas
El aluvión del sábado golpeó la casa y el alma de Jorge Lemus. "He perdido a tres miembros de mi familia. Dos están desaparecidas y uno fallecido. Lo trasladamos a Chaitén para velarlo y sepultarlo allá. Mi casa se terminó, se quemó completa. Pero la impresión no fue tanto por el incendio, sin que la de huir del aluvión que venía, yo vi como venían las otras casas sobre la mía. Sólo pensé en sacar a mi madrina que estaba al lado, una anciana de 74 años. La sacamos con escalas de aluminio sobre el barro. De esto nos vamos a levantar con esfuerzo", relató el carpintero.
Las historias conmueven. El suboficial Juan Cisternas, del Regimiento Sangra, el domingo estaba destinado a resguardar el proceso eleccionario en la Escuela Kimún Lahual de Alerce, pero el destino quiso otra cosa.
Debió trasladarse con urgencia hasta la Villa Santa Lucía para saber el destino de sus padres cuya casa fue afectada por el aluvión.
"Con un primo logré encontrar a mi padre a cerca de 400 metros de su casa; ahora, mi tarea es encontrar a mi mamá. Voy a seguirla buscando", dijo.
El apoyo espiritual a los afectados por la tragedia está en la fe y el sacerdote Antonio Tapia, párroco de Chaitén, tiene esa tarea. "Están llegando los cuerpos y algunos los estamos velando aquí, esta es una tarea compleja, pero uno como sacerdote tiene una preparación diaria que es la oración, la que sirve cuando llegan estos momentos. Ahora mi deber es realizar la eucaristía y acompañar a la gente", precisó.
Cuartel Militar
Con daños de menores de infraestructura, pero sin personal de Ejército lesionado, resultó el Escuadrón de Exploración Montada de Chaitén.
El comandante del Regimiento Sangra, teniente coronel Eugenio Ribba, relató que al momento del aluvión los soldados se encontraban tomando desayuno, lo que facilitó su evacuación.
"El oficial de semana, subteniente Nicolás Llanos, escuchó un ruido y observó por la ventana que el aluvión venía en dirección al cuartel. Dio la alarma y todos salieron. Había instructores que como era día libre estaban en sus dormitorios, les avisaron, los levantaron y comenzaron a apoyar a la gente", narró.
El oficial precisó que gran parte de las casas que se ubicaban en el cruce de la Ruta 9 y la vía hacia Palena, terminaron sencillamente en el patio del cuartel.
"No tuvimos ninguna pérdida, ni de armamento, ni de documentación. Sólo entró el barro a algunas casas donde vivían suboficiales y oficiales, lo que afectó a enseres personales, pero no hubo afectación de bienes fiscales. Las cuadras de los soldados, el rancho de tropa y los almacenes, están intactos", detalló.
En cuanto al origen del aluvión, el comandante Ribba, confirmó el desprendimiento de hielo de un glaciar producto de las lluvias cálidas y el desplazamiento de la isoterma cero. "El domingo aún podían ver trozos de hielo entre el barro de la remoción en masa", indicó.
El riesgo y precipitaciones
Para las próximas horas, se esperan nuevas lluvias en la zona, fenómeno que gatilló la emergencia, por lo se agilizó el domingo la búsqueda de personas.
"Riesgo siempre va a existir en una zona que está rodeada de montañas y ventisqueros, por ello estamos incrementando los recursos materiales y humanos para asegurar la conectividad hacia el resto de la provincia", dijo el gobernador Salas.
Precisamente, un nuevo derrumbe, menor que el del sábado, se registró cerca de las 22 horas del domingo en Villa Santa Lucía, por lo que la autoridad emplazada en el lugar ordenó la evacuación del poblado.
En distintos vehículos salieron hacia La Junta (Región de Aysén) los funcionarios de servicios públicos, rescatistas, autoridades y la prensa presente en el lugar.
"Escuchamos un fuerte ruido, como una tronadura, y salimos. Algunos estábamos cenando en un comedor comunitario y dejamos nuestros platos", dijeron pobladores.