En el combate nacional contra la pobreza, particularmente en nuestra Región de Los Lagos, destacan los importantes esfuerzos que al respecto realiza la organización Techo Chile.
Entre las tareas de esta institución tras ese noble objetivo, sobresalen su sensibilización ciudadana sobre el tema, su permanente contacto con la población más vulnerable, su visibilización de la tragedia de la miseria para que esté presente en las agendas gubernamentales en carácter de prioridad, la actualización constante de los datos de esta angustiosa realidad social, que tanto humilla y hace sufrir a un importante sector de chilenos.
Así, gracias a la encuestas de pobreza de Techo Chile, nos hemos enterado -que desde 2011 a la fecha- las familias que habitan en campamentos en el país aumentaron en un 33% y en esta región, en un 47%. Lo que, al mismo tiempo, revela que de cada dos familias que salen de campamento, hay tres que ingresan. Un reflejo de que los esfuerzos por erradicar estos guetos marginales, no están fructificando, porque a la luz de estos informes actualizados sobre el tema esta situación va de mal en peor.
Según los últimos sondeos de Techo Chile, generalmente, los motivos que obligan a las familias a recurrir a la sobrevivencia en campamentos, -ubicados en peligrosas laderas y en playas marinas expuestas a emergencias, donde no hay agua potable, alcantarillado ni electricidad-, se refieren a la imposibilidad de costear el arriendo (52%), a las escasas oportunidades laborales (36,6%) y a la condición de allegados (27,5%). De manera que los bajos sueldos y el hacinamiento, entre otros, son la detonante principal de esta inhumana "campamentación".
Son estas cifras -frescas y objetivas- las que considerar, en esta dura y difícil batalla para terminar con los campamentos de pobreza. Muy especialmente, al momento de priorizar las inversiones y emprender los pasos adecuados, en esa imperiosa misión de rescate humanizador de ese sector de compatriotas, que merecen -como todos- una existencia más digna, esperanzadora y feliz