Senador y naufragio wellboat
En carta recién publicada por algunos medios de comunicación por el gerente de la salmonera Ventisqueros, José Luis Vial, sostiene a propósito del hundimiento del wellboat Seikongen, que se persigue a la empresa naviera y la salmonera involucradas en el hecho, siendo en realidad ellas dos las únicas víctimas. Añade que se trató de un hecho fortuito, al igual que el bloom de algas que, en 2016, afectó con fuerza a los mares del sur.
El señor Vial omite que los hechos fortuitos o accidentales siempre tienen una explicación racional y que se deben a condiciones o acciones inseguras -o una combinación de ambas- a no ser que supongamos que en estos hechos intervinieran fuerzas divinas que están más allá de la comprensión humana y que el señor Vial podría descifrar y explicar para nosotros.
Al ser condiciones o acciones inseguras, éstas son proporcionadas o ejecutadas por personas y por tanto están sujetas a responsabilidades por los efectos que ellas puedan causar. Y el deber de las autoridades es tomar todas las medidas que permitan aclarar los hechos, determinar responsabilidades y, en caso necesario, establecer sanciones. Resulta increíble que acuse a Sernapesca y a la autoridad de Salud como si fuesen unos verdaderos inquisidores medievales que salen a la caza de las víctimas del accidente, obligándolos a cumplir con la ley y reglamentos que regulan la actividad y que además son por todos conocidos.
Acá no se trata de un acto que afecta sólo a la empresa dueña del barco y a la propietaria de los salmones allí cargados. Una vez más, el señor Vial se alinea con el principio tantas veces defendido por la industria salmonera: el total desinterés por los impactos de sus acciones en los territorios en que realizan sus faenas. La única dimensión que le importa al gerente es la económica.
Camanchaca, la empresa afectada por la pérdida de peces, aumentó sus utilidades en un 34% a septiembre de este año. Ello le permite asumir los impactos derivados del accidente, sin considerar sus seguros, cosa que no le ocurre de igual manera a las familias que mariscan en la playa de Pilpilehue y que también están afectadas, pero que no tienen aumento en sus utilidades y mucho menos seguros que les cubran ni gerentes solidarios que les defiendan. El señor Vial se apresura en apuntar a políticos, fiscalizadores y entes reguladores para acusarlos de estar lejos de la realidad. Personalmente, mi trabajo es el de defender los intereses de la región que represento y eso pasa también por abogar en favor de las distintas comunidades que cohabitan este territorio. Sé de distancias y, sobre todo, de cercanías con la realidad. El gerente de Ventisqueros nada dice acerca de la tremenda distancia entre la realidad y la soberbia de la industria salmonera, que no quiere reconocer que el ambiente donde se sostiene y desarrollan sus actividades es un colectivo mucho mayor que el directorio de una sociedad anónima. Ese colectivo se llama país y está compuesto por millones de chilenos que le conceden a las salmoneras, mientras cumplan con la norma, una autorización para realizar sus actividades. La carta del gerente Vial, lejos de ser solidaria, termina convirtiéndose en un nuevo ladrillo en el muro que separa a la salmonicultura del resto de la comunidad. Así como Vargas Llosa habló hace un tiempo de la derecha cavernaria, las palabras de Vial hacen pensar en un empresariado cavernario, incapaz de comprender que los efectos de sus actos -incluso de sus accidentes- van más allá del cuadro de pérdidas y utilidades financieras. Son las empresas las que deben ajustarse a los parámetros de la institucionalidad. El señor Vial parece pensar en sentido inverso, es decir, que las comunidades e instituciones se adapten al modus operandi de algunas salmoneras. En lo único que es posible coincidir con el autor de la carta, es respecto del rol de la Armada que, al igual que el resto de los servicios públicos involucrados, no ha hecho más que cumplir con su misión, que también considera sumarios -marítimo y de daño al medio ambiente acuático- que podrían terminar en sanciones para los catalogados como víctimas por el autor de la carta.
RABINDRANATH QUINTEROS. Senador de la República.
Agradecimientos
Agradecemos públicamente al Club de Leones Puerto Montt-Angelmó, cuyos integrantes una vez más entregan su colaboración con 50 evaluaciones oftalmológicas a niños menores de 14 años de nuestros Cesfam que se encontraban en lista de espera y de los cuales 39 recibieron sus lentes, que sin duda será una mejora en su calidad de vida. Destacamos su labor y compromiso con la salud pública, en esta ocasión la atención de niños y adolescentes de CESFAM Alerce.
PAULA BREVIS BENÍTEZ. Directora Cesfam de Alerce.
¡Gracias, Loco Abreu!
Simplemente, para quienes amamos el fútbol, gracias por el privilegio de haber podido disfrutar de tus goles... ¡Un crack de tomo y lomo!
CHRISTIAN RODRÍGUEZ CÁRDENAS.