Nula fiscalización
En una nota publicada en vuestro medio el miércoles 11 de octubre, se hace mención a la compleja situación que atraviesan numerosas familias que adquieren parcelas de agrado irregulares y sin acceso a servicios básicos, como por ejemplo el agua potable.
En estas líneas, que solicito publicar en el Diario El Llanquihue, me permito plantear el absoluto libertinaje y la nula fiscalización en torno a la especulación inmobiliaria y cambio de uso de suelo que se vive en zonas rurales aledañas a Puerto Montt.
Un claro ejemplo es lo que acontece en nuestra Carretera Austral, zona cuyo crecimiento de población está totalmente desbordado, lo que pone bajo extrema presión a los frágiles ecosistemas presentes, con el consiguiente perjuicio para las personas ilusionadas con una mejor calidad de vida.
Ellos están invirtiendo sus ahorros y cayendo en manos de inescrupulosos, que subdividen la tierra hasta el punto de burlar la ley, con ayuda de abogados y funcionarios.
Urge una regulación de nuestros espacios rurales y el uso que se le da al suelo.
Y ésto, siempre entendiendo que estamos en un contexto de cambio climático que nos afecta directamente.
JAIME SÁEZ QUIROZ.
Sobre taxis colectivos
Escuchaba, hace un par de días, a un dirigente de los colectiveros pidiendo una serie de cosas a sus colegas: cumplimiento con los recorridos, trato deferente, aseo, etc.
Pero, resulta que no hay ninguna respuesta.
Por ejemplo, las líneas de letrero rojo y que "atienden" los sectores de Antuhue, Las Palomas, Sol de Oriente, Jardín Austral y otros, son altamente irresponsables en su atención, o salen tarde o simplemente no cumplen con sus responsabilidades de recorrido; conductores mal educados (no todos, porque los hay muy caballeros) y hasta insolentes; no cumplen a plenitud con los recorridos, ya que a Angelmó van cuando ellos quieren; no se detienen cuando ven a pasajeros con bultos o maletas, y la mentira reiterada es "tengo ocupado el portamaletas con neumáticos", todo por no darse el trabajo de abrirlo; conductores que, al parecer, no se bañan, se hacen un cambio de aceite cuando al auto le corresponde; vocabulario ordinario sin importarles la presencia de damas o menores; música picante o programas radiales en donde prima el garabato o connotaciones de índole sexual y, por último autos que, en lugar de llevar estampada la patente en las puertas, deberían ponerle WC, ya que la mugre y el mal olor es evidente.
Reitero, no son todos, los hay muy caballeros, de buen vestir y aseados, cumplidores, pero desgraciadamente van en aumento los otros, flaites, picantes y ordinarios y hasta algunos que aparentan andar volados. Pienso que los dirigentes de esta "empresas" deberían buscar la forma de controlar y establecer un método de selección para sus conductores.
Hago, además, un llamado al Ministerio de Transporte, ya que tiene la responsabilidad y obligación de controlar y fiscalizar estas irregularidades.
CARLOS OLIVARES COVARRUBIAS.
Lecciones de un fracaso
No puedo estar más desilusionada con la derrota de Chile y su eliminación del Mundial.
Menos puedo imaginar la desazón de los jugadores y el cuerpo técnico que deberán enfrentar a los medios de comunicación y a todo un país.
Sin embargo, el fracaso es una tremenda oportunidad para aprender.
Nuestros hijos menores crecieron viendo triunfos y no habían presenciado una caída tan significativa de los bicampeones de América.
Como padres, podemos sacar provecho de esta derrota para mostrarle a nuestros hijos cómo asumirla con resiliencia y contención.
La psicología positiva revela que las personas felices no son las que menos fracasan o las que más ganan, sino aquellas que tienen una mirada positiva sobre su propia vida.
No caigamos en el pesimismo diciendo que se acabaron los años de gloria, ya que Chile ha crecido mucho futbolísticamente y no se retrocede veinte años de la noche a la mañana.
Enseñémosles a ser compasivos, ya que escucharán y leerán todo tipo de críticas destructivas hacia el entrenador y jugadores.
El fracaso es parte de la vida, no es lo que determina nuestra felicidad y no se es menos valioso por haberlo sufrido.
Creer que se puede vivir de éxito en éxito es una ilusión que tarde o temprano lleva a no arriesgar nada y a no disfrutar del triunfo por miedo a perder.
Charles Dickens dijo que "cada fracaso le enseña al hombre algo que debe aprender".
ALEJANDRA IBIETA I. AMA Consultora Parental.