Hoy comienza el período legal de campaña electoral; un proceso del cual, como ya saben, estaré ausente, pues decidí no repostular como diputado. Junto con agradecer la confianza y el trabajo que realizamos juntos durante más de 12 años, quiero invitarlos a ser parte de estas elecciones, que serán inéditas en nuestro país. El tan anhelado fin del sistema binominal permitirá que más personas puedan optar a ser candidatos, lo que abre la posibilidad de ejercer el derecho a voto con más candidatos que en el pasado, aumentando así la importancia de su participación para decidir sus representantes en el Congreso Nacional. Esa diversidad de candidatos debe ir de la mano de respeto en el trato entre éstos y sustentar sus posiciones en ideas y valores, porque no deben olvidar que representan a la comunidad, corrientes de pensamiento y no sólo a sí mismos. Invito a los candidatos a un debate fundado, respetuoso y responsable, pensando siempre en el futuro de nuestra Región y del país; que sean capaces de expresar sus ideas de manera propositiva y no atacando o descalificando al otro, sino que defender sus ideas sin denostar al otro. Esa política de ataques y agravios es la que nadie quiere. Pensar un Chile mejor para todos requiere altura de mira y tolerancia. Sé que la labor de los parlamentarios, y de los políticos en general, está desvalorizada y con déficit de confianza, pero eso no se resuelve sin política, sino que con mejor política. En mi gestión ese fue siempre mi propósito y espero haber sido digno de su confianza. La calidad de la política depende de nosotros y ello se debe tomar como un desafío para todas las generaciones, buscando reencantar a la comunidad con propuestas, ideas en acción, con trabajo en terreno y en equipo, con compromiso y humanidad. Recuperar la confianza no es fácil, por eso los conmino a trabajar para que la ciudadanía pueda creer más en la política, en la buena política, esa que piensa en la sociedad en su conjunto y no en individualidades, porque sólo así será posible construir una sociedad más justa, solidaria y pluralista, capaz de asumir los desafíos del mundo actual. Espero estas elecciones sean un ejemplo de ello.

Patricio Vallespín López.

Diputado de la República. Región de Los Lagos.

Otra de las realidades de veras preocupantes que afectan a los puertomontinos, se relaciona con la existencia de personas que -padeciendo de complicadas patologías mentales- suelen provocar situaciones muy difíciles de afrontar y controlar en algunos sectores poblacionales de Puerto Montt, de acuerdo a lo recientemente reporteado por El Llanquihue y expuesto en uno de sus reportajes dominicales.

Se trata de casos de dramáticas características, donde incluso ha estado expuesta la integridad física de alguno de los afectados por esta insanidad, así como de sus bienes, además de soportar, a veces, agresivas amenazas que no dejan de angustiar a quienes son víctimas de estos insólitos acosos. Los cuales suelen transformarse hasta en violencia y vandalismo de impredecibles consecuencias.

Situaciones sociales problemáticas de esta envergadura, cuyos protagonistas sufren desequilibrios psiquiátricos, son sin duda punto menos que inmanejables. Más todavía si la cobertura en salud mental en nuestro medio es deficitaria, así como hay carencia de profesionales especialistas. Mientras que en el ámbito legal, estos casos se dificultan otro tanto, al no poderse ejercer una acción penal mientras no esté resuelta la situación médico-forense.

Tampoco existe en esta capital regional un moderno y bien equipado centro dedicado al tratamiento de las personas afectadas por enfermedades psiquiátricas, garante de acoger y someter a recuperación a todos esos pacientes. Los mismos que hoy suelen causar tanto temor y desconcierto en la vecindad de algunos barrios porteños.

Es imperioso, entonces, que las autoridades gubernamentales y políticas se preocupen también de esta realidad -que afecta a la salud psíquica de la gente y que también involucra a la tranquilidad poblacional-, a fin de posibilitar las inversiones indispensables que se requieren con urgencia para resolver este poco conocido -pero grave- drama de la anormalidad mental y sus alarmantes consecuencias en la comunidad.