Marcelo Galindo Gallardo
"Se trata de una muerte violenta donde hay intervención de terceros y con ocultamiento", reafirmó en el estrado la doctora Vivian Bustos, quien tomó el caso de la muerte de la contadora puertovarina Viviana Haeger en 2012. La profesional concluyó con una serie de antecedentes que fueron expuestos en la undécima audiencia del juicio oral del caso.
El testimonio de la médico forense, que se extendió por casi cinco horas, es contrario a lo que señaló el viernes pasado el patólogo forense José Belletti, quien insistió con su hipótesis en que descarta indicios de un asesinato.
Vivian Bustos, quien además es criminalista, ha estado presente en más de 4 mil 500 autopsias durante toda su carrera, y en referencia a este polémico caso, señaló que para entender y entregar una conclusión, revisó 71 informes policiales y 41 fotografías, en las cuales se incluían datos del automóvil, la casa y el dormitorio.
En cuanto al hallazgo del cuerpo, conoció más de 140 imágenes de Haeger y del plano completo de la casa, además de auscultar información relativa a la autopsia.
La criminalista no estuvo presente en la primera revisión post muerte, en agosto de 2010, pero sí en el 2012 tras la exhumación del cuerpo.
Cabeza
Bustos hizo una descripción del sitio del suceso, que pudo recorrer en dos oportunidades -en diciembre de 2014 y posteriormente el 29 de diciembre de 2015 en la reconstitución de escena- y aseguró que la posición del cuerpo, tras el hallazgo, era de cúbito lateral hacia la izquierda, y la cabeza colgaba en el lateral de una viga. Otro antecedente indica que la cabeza y cara estaban apoyadas en una estructura plana y firme.
"La cabeza fue movida de su posición original en algún momento después que la lividez se había fijado. Si la cabeza cambió de posición, fue porque hubo incorporación de energía externa", testificó.
Respecto a las prendas de vestir que también fueron analizadas, repitió la misma explicación: "En la axila derecha había una situación envolvente, y no sólo hubo energía mecánica, sino que ello se aplicó desde el tronco a la zona superior". De esta manera, argumenta el traslado ejercido por el presunto homicida hacia el final de la mansarda.
Ese traslado también explicaría el hallazgo del botón del pantalón en la parte inferior de una viga en la buhardilla. "De la totalidad de la información que el cuerpo aportaba, esta perito entendió -hablando de sí misma- que ese cuerpo fue trasladado inerte, pudiendo estar agónico o fallecido, de espalda", adujo.
Replicó lo que se conocía del informe, en el sentido que ese traslado del cuerpo fue realizado por una persona con vigor.
"Esta perito entendió que el cuerpo fue instalado en esa posición antes de 5 a 8 horas (después de muerta) para que la rigidez no se instale. Los miembros (brazos) no fueron tocados, pero en algún momento el cuerpo fue movido en sus miembros superiores y su cabeza", manifestó.
La forense confirmó la presencia de las tres equimosis en el brazo derecho, los surcos en las muñecas y la equimosis en la cabeza.
"Las dos revisiones del cadáver no pusieron evidencia un trauma mortal, por lo tanto el único mecanismo que podía explicar la muerte de esta mujer, es la asfixia", apuntó.
Vivian Bustos hizo mención que el análisis de las fotos y los informes son compatibles con el testimonio del imputado (José Pérez) en cuanto a la forma de dar muerte a Viviana Haeger, incorporando una bolsa nylon que maneja con una mano, poniéndola sobre la cabeza.
Amarras
Matías Künsemüller tuvo a cargo el contrainterrogatorio, representando al acusado Jaime Anguita. Una de las dudas del profesional se acentuó en las supuestas amarras en las muñecas de la contadora.
Vivian Bustos dijo que hubo un vínculo blando y un tensor, y que la presión en esa zona del cuerpo es desde el exterior, y que es acorde con la dinámica mostrada por el imputado en la reconstitución de escena, en el sentido que toma las prendas de vestir en los extremos (mangas) y se transforma en la contención.
Esto se habría registrado en una etapa cerca de la muerte, pero la forense recalcó que no existe el episodio de retirar las amarras violentamente, lo que quedó claro en la reconstitución, descartando de esta forma lo señalado en su primer informe.
Para la doctora Bustos, no existió suicidio, sino que una muerte violenta.
Para el fiscal Nain Lamas, la forense plantea dos momentos distintos. "Uno de la fijación de livideces, porque cuando una persona fallece, la sangre producto de la fuerza de gravedad se deposita hacia el lugar donde está situado el cuerpo y en general vemos que el cuerpo presenta en su mayoría esas livideces en el lugar que corresponde; sin embargo, hay otros sectores que no están y no correspondían. Por lo tanto, ella llega a la conclusión que necesariamente el cuerpo fue movido", aseguró.