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La "muralla" guaraní frena en seco un Chile que queda tambaleando

NOCHE NEGRA. La Roja mostró su peor cara en toda la era Pizzi y dejó en una gran incógnita su clasificación a Rusia 2018. El martes en Bolivia la "generación dorada" se juega la vida.
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Los primeros 5 minutos, del partido de anoche contra Paraguay, Chile jugó con aplomo y con la tranquilidad -casi displicencia- de quien sabe que después de los 90' minutos alzará los brazos y se retirará del campo como el triunfador. Pero lo de anoche estuvo lejos de ser una jornada feliz, de hecho, fue un sufrimiento que creció a cada minuto.

Si la Roja vencía anoche en casa quedaba segundo en las clasificatorias, merced a los otros resultados de la fecha (ver nota secundaria), pero todo salió mal.

A los 6' una peligrosa jugada de Paraguay terminó antes de ser más comprometedora gracias a una "palomita" de Claudio Bravo fuera del área. Amenazaba Lucas Barrios, pero se neutralizó bien.

Tan confiada se mostraba la Roja que le regaló el campo a la visita y se empezó a ver mal. Los tres de arriba. Sánchez, Vargas y Castillo, a eran unos náufragos. El apesadumbrado Alexis más parecía estar preocupado de su frustrada salida del mezquino Arsenal que del partido, y contagiaba a sus compañeros.

Partido aburrido y trabado que solo se rompió, de la peor forma, con un autogolazo inexplicable de Vidal. Sí, el crack del Bayern Munich y que probablemente sea el mejor mediocampista del mundo, intentó desviar un tiro libre de larga distancia y, sin presión de ningún adversario, la impulsó con fuerza ante la mirada atónita de Claudio Bravo y los 17 millones de compatriotas.

Caras de desazón que obligaban a los nacionales a sacudirse de la modorra que mostraban sobre el campo.

Los minutos siguientes mostraron toda la voluntariedad de los chilenos versus el libreto clarísimo de los guaraníes: los locales presionaban pese a sus imprecisiones y la visita aguantaba sin desesperarse y con una que otra artimaña para hacer tiempo. Partido totalmente en el congelador.

Cada vez peor

El segundo lapso reflejó lo peor de Chile y lejos de demostrar que estábamos listos para cambiar el destino, la confusión dio paso a la mala suerte para que un desgraciado rebote le permitiera a Víctor Cáceres instalar el pánico y desesperanza en el Monumental. Eran recién los 55 minutos y bravo desvió de manera insuficiente y la Roja ya caía dos a cero.

El balde de agua fría despertó a Pizzi que miró a la banca y llamó a los colocolinos Valdivia y Paredes para torcerle la mano al partido. Díaz y Castillo fueron los damnificados.

Paraguay no se inmutó y siguió haciendo su tarea; Chile, por su parte, siguió chocando con una muralla. Los albirrojos de nuevo amargando a los nacionales y los nuestros reviviendo, tal vez, el 2-1 que los guaraníes nos propinaron en la primera rueda en Asunción.

Recién a los 70' el "Chiqui" Arce movió sus piezas y mandó a la cancha a Bareiro. Un par de segundos después el árbitro asistente dejaba a Paredes con el grito de gol truncado luego de aprovechar un rebote del arquero visitante. Chile insistía, pero sin resultados. La pared del frente parecía infranqueable.

La desazón se agigantó en la cancha con amarillas consecutivas a Charles Aránguiz y Gonzalo Jara: ambos descartados por amonestaciones para el -más que nunca- trascendental partido contra Bolivia.

Los "paraguas" sacaron a Almirón del terreno y enviaron a defender a Rolón para demostrarle a Chile que su tarea era aún más imposible. A esa altura ya no había nada que hacer.

A los 77' el ingreso del "histórico" Fabián Orellana más pareció un manotazo de ahogado de Pizzi que algo cargado a la táctica. Hasta Gary Medel se equivocaba de manera grosera ¿qué más se puede hacer?

Otra tarjeta para Beausejour y una falta innecesaria le dio más aire a los guaraníes que aprovecharon de tirarse al piso y de ahogar los segundos del cronómetro.

Más que por mecánica que por inteligencia, la Roja siguió intentando abrir la cancha y lanzar el centro al área. Todas y cada una de esas veces un visitante despejó sin problemas.

Así se extinguía el duelo, pero aún quedó un par de minutos de descuento donde otro cuchillazo al pecho dejó sangrante a Chile. Tres contra dos, un contragolpe guaraní terminó con la guinda de la torta más amarga que nos hemos comido en mucho tiempo: 3-0 y la gente no atinó a nada más que a irse del estadio. Solo quedó espacio para que Vidal se ganara una amarilla que lo deja al borde de la suspensión.

Noche negra, partido triste hasta decir basta, Paraguay nos roba los seis puntos disputados en estas Clasificatorias y, pese a que la tabla aún dice que Chile aún sueña con Rusia, la realidad indica que más cerca tenemos la calculadora, que el choque del martes en el altiplano es de vida o muerte y que, si pestañeamos, veremos el mundial por la tele.