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Federer gana su octavo Wilbledon sin perder un solo set

REINADO. El suizo se convirtió en el tenista que más veces ha ganado este Grand Slaml, tras vencer al croata Marin Cilic.
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Carolina Collins/Agencias

Sin corona de por medio, Roger Federer se convirtió ayer en el rey de Wimbledon, tras ganar por octava vez el Grand Slam británico y convertirse así en el tenista que más veces lo ha ganado.

El suizo no pudo contener las lágrimas de emoción que le brotaron en el All England Lawn Tennis de Londres, al ver a sus cuatro hijos en el palco siendo testigos de cómo tras vencer al croata Marin Cilic por 6-3, 6-1 y 6-4 50, se convertía en el flamante campeón de la 50 edición de Wimbledon en la Era 'Open'.

Federer se impuso por 6-3, 6-1 y 6-4, en una hora y 41 minutos, al croata que sabiendo que no había podido competir al máximo nivel tras lesionarse la planta del pie izquierdo, también lloraba.

Con este rotundo triunfo, el helvético no sólo se convirtió en el tenista que más veces ha ganado en Wimbledon, sino también en el más veterano en lograrlo y lo hizo por primera vez sin ceder un solo set.

Un "ace" final, el octavo de su cuenta, sirvió para que Federer cerrara la contienda y se hiciera con su decimonoveno título Gran Slam.

Así rompió el empate que mantenía en Wimbledon con el británico William Renshaw, y el estadounidense Pete Sampras, con siete triunfos en la Era 'Open'.

Cilic, campeón del Abierto de EE.UU. en 2014, se vio perjudicado por una lesión en la planta del pie izquierdo, por la que lloró desconsoladamente al término del tercer juego del segundo set (3-0).

Parecía que iba a retirarse, pero saltó de nuevo a la central tras una gran ovación del público. Luego, actuó disminuido ante Federer, que no tuvo compasión.

La final fue la más corta desde que el australiano Lleyton Hewitt se impuso en la de 2002 al argentino David Nalbandian. Incluso pudo haber terminado antes, porque Cilic parecía dispuesto a abandonar a los 45 minutos, cuando pidió la ayuda del fisioterapeuta por su problema físico.

Aunque tomó unas pastillas para mitigar el dolor, la retirada del croata parecía inminente, pero se repuso y salió a jugar, sabiendo que ya tendría pocas opciones.

Federer había ganado el primer parcial con dos roturas, en el quinto (3-2) y noveno juegos (6-3), tras salvar una oportunidad de Cilic en el cuarto. El croata había entregado esa manga con su segunda doble falta.

El croata, que había llegado a la final con 130 saques directos, solo logró cinco ante Federer, que anotó tres más que él. El helvético ganó el encuentro en los errores no forzados, con solo ocho en su cuenta, por 23 de Cilic. Federer además salvó su servicio en todo el partido y su rival lo cedió cinco veces.

Felicitaciones al rival

"Es mágico, no me puedo creer que no haya cedido un solo set", comentó Federer sobre la hazaña que concretó en las últimas dos semanas.

Y dedicó palabras a su rival: "lo has hecho lo mejor que has podido y puedes estar orgulloso de ti mismo, y espero que podamos jugar mejores partidos". "Siempre creí que podría hacerlo, porque si crees mucho en algo puedes conseguirlo. Seguí creyendo y soñando. Es una pista muy especial, muchas leyendas han jugado aquí. Espero que no sea mi último partido y pueda volver aquí el año que viene a defender el título", finalizó.

Debido a una lesión en su pie izquierdo, el croata Marin Cilic terminó emocionado hasta las lágrimas en la final de Wimbledon, donde fue derrotado por el suizo Roger Federer. "Intenté dar lo mejor de mí", dijo Cilic ante una ovación de 15 mil aficionados. "Ha sido muy emocionante y estoy orgulloso", aseguró. "He jugado el mejor tenis de mi carrera y quiero agradecer a mi equipo y a mis aficionados. Fue muy difícil hoy, lo he dado todo y espero poder volver a intentarlo una vez más", añadió el croata.

años tiene el suizo Roger Federer, que se convirtió en el más veterano en ganar Wimbledon. 35

años celebra el Grand Slam británico desde la Era 'Open'. Federer es el que más veces lo ha ganado. 50

La lección de "APPIE"

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El mundo del fútbol ha sido impactado en los últimos días por el colapso del joven jugador de Ajax, Abdelhak Nouri, a causa de una falla cardíaca en pleno campo de juego, mientras su equipo jugaba un amistoso de pretemporada con Werder Bremen. Si todo ya era lo suficientemente dramático, lo peor vino días después cuando los doctores confirmaron que, debido a que Nouri sufrió una interrupción del suministro de oxígeno en su organismo, su cerebro quedó con fallas masivas, permanentes e irrecuperables. Nadie sabe si morirá, si quedará vegetal o si su familia lo desconectará.

Appie, como le llaman a Nouri en Holanda, tiene apenas 20 años y es de los pocos jugadores que genera simpatía transversal por su permanente actitud positiva y buen trato a sus pares, prensa e hinchas. Por lo mismo, su brutal diagnóstico ha pegado muy fuerte y el apoyo para él y su familia ha llegado desde todo el mundo. Incluso Luis Suárez, quien conoció a Appie cuando éste era cadete en Ajax, posteó una foto en Twitter con él en esa época, manifestando su tristeza.

Quizás la demostración más importante de esta unificación que el joven volante ha generado, vino desde el lugar menos esperado: Feyenoord. El equipo de Rotterdam es el archirrival de Ajax, con una odiosidad que puede compararse a la que existe entre Colo Colo y La "U". Sin embargo, en su más reciente amistoso, Feyenoord salió a la cancha con una camiseta que llevaba el número de Nouri en la espalda y adelante su foto con el hashtag que se ha viralizado para esta ocasión: #StayStrongAppie ("Mantente fuerte, Appie"). Al día siguiente, un hincha de Feyenoord de 13 años, viralizó un video en el que lloraba diciendo que, aunque siempre fue "anti-Ajax", no podía entender lo que estaba pasando sin solidarizar con Nouri.

Mi punto con todo esto es remarcar lo importante que es recordar siempre que los jugadores de fútbol son, ante todo, seres humanos igual que uno. Hay tanto hincha o periodista queriendo siempre reventarlos, porque "con la plata que ganan...", olvidando que detrás de su camiseta hay un humano y una familia. Y si son malas personas, pues bien, que lo sean ellos, pero no uno. No se trata de no criticarlos profesionalmente cuando juegan mal, pero cuando se trata de la vida real, lo que pasa en la cancha es absolutamente secundario. Nada más me apena que tengan que suceder estas tragedias para recordarlo. Al menos, los holandeses han aprendido bien la lección de Appie.

Cecilia Lagos