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ENTREVISTA. óscar correa, técnico de Deportes Puerto Montt:

"El equipo necesita sentir el apoyo del hincha y el mensaje es de tranquilidad porque estamos haciendo las cosas bien"

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Disciplinado, prolijo, profesional y de carácter fuerte. Así es Óscar Correa, el técnico de Deportes Puerto Montt que llegó a comandar un proyecto que tiene revolucionado al Velero, donde -en el día a día- ni un detalle queda al azar.

Oriundo de Tirúa, en la provincia de Arauco, un sector identificado con la causa Mapuche, desde su niñez soñó con ser jugador de fútbol profesional, mas no entrenador. Sin embargo, el destino le tenía preparado el reto de dirigir al club más austral del mundo, donde trabaja para implantar en sus dirigidos, su filosofía de fútbol que es vertical y dinámica.

Asegura que a través del trabajo, los resultados irán llegando y está tranquilo, ya que siente la empatía de la hinchada y el mensaje que le envía a los forofos Albiverdes, es de entrega absoluta y convencimiento, porque el trabajo que se hace en Chinquihue, lo realizan dentro del mayor nivel de experticia.

-¿Qué recuerda de sus inicios?

-Lo primero que se me viene a la cabeza, es el sueño de mi niñez de poder algún día ser jugar fútbol profesional, por allá por los años 80. A temprana edad me vine a la octava región, a Deportes Naval, pero el de la Armada. Ahí, hice todas mis divisiones menores y después empecé un periplo de crecimiento futbolístico: pasé por Curicó, Magallanes, U. de Conce, donde en todas las instituciones fui capitán. Jamás me imaginé ser entrenador de fútbol; la motivación fue naciendo mientras transcurrían lo años.

-¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Jorge Pellicer?

-Sería injusto si antes no menciono la primera experiencia importante de llegar a Huachipato y que haya tenido la venia de don Arturo Salah, a quien admiro mucho. Y después, trabajar con Jorge fue concretar la percepción que uno tiene desde afuera lo que es su forma de liderar; no confundir con las formas en que juegan los equipos. Admiro, la estructura que ellos logran entregar, en donde creen profundamente en la profesionalización de esta actividad; en construir enseñanzas integrales para el futbolista y en donde la disciplina y la metodología es rutina diaria.

-¿Qué fue lo que lo sedujo para llegar a Puerto Montt?

-Varias cosas. Primero, debo confesar que no estaba ni estoy apurado por ser parte de algún equipo de fútbol profesional; sabía que el momento llegaría, tenía y tengo la posibilidad en cuanto a trabajo, de estar muy ligado al fútbol en la Inaf y habían ciertos equipos, de primera A y B, que me llamaban mucho la atención y uno de ellos era Puerto Montt, por la enorme capacidad -en cuanto a potencial- que yo encuentro que tiene la región, en el tema turístico, desde la llegada de los Colonos Alemanes, pasando por los dos períodos que lleva el señor Gervoy Paredes; todo lo que se vivió con el apogeo de las salmoneras y la lucha del pueblo por tratar de mantener el origen de las aguas y que no sean intervenidas; cómo tratar de tener un equilibrio entre lo ecológico y lo industrial.

-¿Y en lo deportivo?

-Desde el punto de vista deportivo, lograr entender que ser parte de un club que es el más austral de mundo, que tiene la particularidad de tener uno de los estadio más bellos de Sudamérica; entender que esta es una división circunstancial y que en el tiempo y a través de los resultados -quien esté- sea capaz de darle el lugar que todo el hincha y la dirigencia anhelan; ver de que a pesar del gran potencial, el club no cuenta con instalaciones propias; ver que tanto niño del lado sur del país, llega a Huachipato, Católica o la U y no llega a Puerto Montt. Entonces, todas esas situaciones fueron marcando que una de mis aspiraciones era tener la instancia de ser parte de esta hermosa institución. No me cabe duda de que quien habla y que mi cuerpo técnico, no llega en el mejor momento del club, pero también nos hace pensar de que si hubiesen estado en su mejor momento, nosotros no estaríamos acá.

-La parte social que usted siempre comenta, ¿de dónde surge?

-Surge de tener a una madre que la perdí a temprana edad y que siempre estuvo ligada a temas muy sociales, desde visitas a enfermos. De que mi hija, que tiene 22 años y es odontóloga y con compañeras me pedían colaboración de jugadores para poder entregar un plato de comida o ropa para abrigar a los ancianos; desde ver en nuestro país vulnerados tantos derechos de gente que no tiene la capacidad educacional de poderse defender. De visualizar tanto potencial en regiones y que a nivel país todo esté concentrado en las capitales. De ver que algunos colegios se están cayendo en regiones y en las grandes urbes tienen instalaciones con pocos alumnos, más preocupados de lo económico que lo fundamental que es educar; de ver tanta carencia de espacios, que son públicos, como gimnasios hechos con muy buena intención, pero que prácticamente pasan desocupados y en pueblos o ciudades como Puerto Montt, donde llueve tanto, no tener más instalaciones; que los programas gubernamentales que han ido mejorando, aún no sean capaces de abordar temas importantes como la salud o educación, que es la base de crecimiento de todos los que nos hemos criado bajo el rigor de lo que es vivir en familias de estrato social ni si quiera medios, sino bajos y que a través del fútbol hemos encontrado el vehículo que nos ha hecho educarnos.

-¿Cómo podría resumir, en un par de palabras, el poco tiempo que lleva en Puerto Montt?

-Primero pasión, compromiso, prolijidad y convencimiento.

-En cuanto a los refuerzos, ¿se imaginó alguna vez dirigir a Sebastián Abreu?

-Sí y mi humildad o mi nacimiento social no tienen nada que ver con mi carácter. Soy un tipo de carácter muy fuerte, que siempre nació con un tema de liderazgo, no lo adquirí, lo fui perfeccionando. No soñé dirigir a Sebastián; soñé con dirigir a Sebastián y a muchos más. Me gusta rodearme de gente que esté a varios peldaños del que yo hoy día estoy, que me hace crecer. Me gusta rodearme de gente que quizás hoy tiene lo poco que tengo recorrido, porque a través de ellos también siempre me tienen cercano a la realidad.

-¿Cómo imagina el debut de esta versión de Deportes Puerto Montt?

-Con la tranquilidad y el convencimiento absoluto de que en los días que llevamos, no voy a tener ningún cuestionamiento de que hemos entregado el mejor esfuerzo para que el equipo llegue bien preparado. Me gustaría decir que vamos a jugar bien, ganar, gustar y golear; pero el fútbol no es eso, sino que tiene una dinámica que lo hace un juego de habilidades abiertas, donde hay colaboración y oposición; donde hay una lucha permanente con y por el balón. Me imagino que mis jugadores puedan representarlo y mi máxima satisfacción sería ver en cada uno de ellos que entrega lo mejor.

-¿Cuál es el sueño de Óscar Correa?

-Tengo muchos; pero quizás el sueño más importante es poder realizarme como persona y que la gente que me quiere o que está bajo mi alero, tenga la posibilidad de crecer en muchos aspectos. El sueño mío, hoy, es construirlo día a día. Para mí, lo más importante no es lo que voy a hacer más rato, sino lo que estoy haciendo ahora. Vivo cada minuto intensamente, me cuestiono poco lo que hago; sí, soy muy autocrítico, que no tiene nada que ver con cuestionarse.

-¿Qué mensaje le da al hincha que espera expectante el día 15?

-Primero, me alegra mucho de que estén expectantes; significa que algo hemos generado. Demagogia es fácil: leer, decir, emitir. Voy a autoimponerme siempre situaciones, porque me gusta hablar antes de y bajo esa impronta, el mensaje al hincha es que tanto cuerpo técnico como jugadores, dirigentes y ellos mismos como hinchas, debiésemos estar siempre entregando lo mejor nuestro. Como cuerpo técnico, queremos entregarle la mayor cantidad de herramientas a nuestros jugadores y ellos, no me cabe duda, quieren hacer una temporada inolvidable; que los dirigentes, si no lo tienen claro, van a tener que entender que todos tienen que luchar por un objetivo común que es Deportes Puerto Montt y no creo que haya algún hincha que no quiera que al equipo le vaya bien. Y el mensaje es de que tengan la tranquilidad y necesitamos que ellos nos vengan a alentar. Necesitamos que el equipo sienta ese apoyo y el mensaje es de entrega absoluta, de convencimiento de que estamos haciendo las cosas dentro de nuestro mayor nivel de experticia.