En este mes de junio, aquí en Puerto Montt y en el país todo, nadie puede abstraerse, en alguna medida, de futbolizarse, de apasionarse, en cierto grado, con las emociones del más popular de los deportes. Ambiente que provocan las espectaculares alternativas que -a través de las imágenes televisivas- ofrece el Mundial de las Confederaciones en Rusia, donde Chile acaba de debutar con una sugerente victoria sobre Camerún y que ahora se apresta a enfrentar a Alemania el jueves, dispuesto a cumplir otra proeza.
Y al considerar un ambiente futbolizado en nuestra capital regional, creemos no exagerar. Sobre todo, porque con la rimbombante contratación -en las filas de Deportes Puerto Montt para esta temporada-, del astro del balompié uruguayo Sebastián "Loco" Abreu, afamado internacionalmente, los puertomontinos en general están complacidos y hasta eufóricos con la conquista. Mientras que los directivos porteños sueñan con una campaña victoriosa 2017 y la meta del ascenso lograda. Y con un estadio siempre repleto y enfervorizado, en el marco de una campaña excepcional. Los sueños se cumplen, siempre que estemos despiertos para hacerlos realidad con decisión, esfuerzo y perseverancia.
Entre tantas preocupaciones e insatisfacciones, entre tanta violencia e inseguridad global, grandes acontecimientos deportivos como el del balompié del orbe en el país de los zares -aproximado a nuestros hogares por las modernas tecnologías visuales-, surgen como auxiliadores oasis que alivian, distraen, desestresan. Y que, en especial, aportan oportunidades de acercamiento y compartir familiar, en el plano local, y de confraternidad, afectos y mancomunión, en el ámbito internacional. Una contribución a la convivencia, el entendimiento y la paz entre los pueblos y el género humano.
Aprovechemos estas preciadas oportunidades, que brinda con tanta prestancia el deporte -en este caso, el fútbol y su evento mundial y Puertogol con sus anhelos de ascender- para relajarse, compartir e incubar un mayor compromiso con nuestro Club.