Cuando los rigores climáticos y sus dañinas y extremas inclemencias, recrudecen por estos confines en sus largos otoño-inviernos, -con gélidas temperaturas rondando cero grados, con lluvias que inundan y aislan, con derrumbes y cortes de caminos-, es también el episodio en que más resplandece la humanitaria labor socorrista del Cuerpo de Bomberos, de los organismos de emergencia y policiales, incluyendo a las instituciones armadas siempre prestas a colaborar.
Es el tiempo de la solidaridad ciudadana, de la mutua ayuda, del desprendimiento, la caridad, con quienes sufren más directamente los embates de la inestabilidad meteorológica, que habitualmente suele ser la gente más vulnerable y desprotegida.
Frente a esta dura contingencia, el llamado de las autoridades es al mayor autocuidado posible, tanto en casa como en el desplazamiento y tránsito cotidiano. Velando por un buen funcionamiento y aseo de los artefactos de cocina y calefacción. Guiando los vehículos con la mayor prudencia. Asegurando cercos y chimeneas, limpiando los ductos de agua, evitando permanecer en las laderas peligrosas de los cerros porteños, así como tampoco arriesgarse a la navegación en condiciones de mal tiempo.
En este marco de emergencia invernal, la preocupación más urgente proviene de las personas en situación de calle, que duermen a la intemperie en el centro de la ciudad. Sobre todo, en estos días de intensísimos fríos y de copiosos aguaceros, en que cuesta imaginar cómo esta desvalida gente puede sobrevivir en esas inhumanas condiciones y más aún con tan precaria alimentación.
Por de pronto, la Secretaría Regional Ministerial de Desarrollo Social informó que mantiene operativo el Fono Calle: 800 104 777 opción cero, para que las personas de buena voluntad pueden dar cuenta de estos casos de desamparo, indicando la dirección donde se encuentran, con el fin de que se activen las redes locales que vayan en su ayuda y coordinen con centros y entidades solidarias.
A mal tiempo, mayor fuerza humanitaria.