Otro de los símbolos relevantes de la identidad de Puerto Montt, que destaca entre los patrimonios históricos de la otrora Melipulli y hoy capital regional, es el añoso tronco de alerce que aún subsiste a la vera del camino en la zona de la ciudad satélite de Alerce, donde algunas de las autoridades nacionales de finales del siglo XVIII -entre ellas, el Presidente de la República, Jorge Montt Álvarez (1891-1896)-, en algunas de sus visitas, descansaron y admiraron la impresionante belleza natural del entorno. Lo que dio pábulo a que ese tocón, con el tiempo, se hiciera popular con la denominación de "La Silla del Presidente, convirtiéndose en una verdadera reliquia que recuerda los albores puertomontinos.

Sin embargo, no obstante esa importancia, nunca se le resguardó con el esmero y dedicación que amerita un baluarte del pretérito de esa categoría. Y así ha permanecido muchos años en el olvido y abandono, salvó algunos bien intencionados intentos por conservarlo, pero que no perseveraron.

Felizmente hoy, ha surgido un proyecto que va al rescate de "la Silla del Presidente" -en elaboración y que busca el apoyo del municipio-, que lidera el personaje alercino Adán Marileo Ruiz, gestor cultural e integrante de la Delegación Municipal de Alerce. Una vez saneada la propiedad donde está este patrimonio, el anhelo es habilitar allí una suerte de parque cultural-artístico-natural, con esculturas, arborización nativa, estacionamientos, señalética, cierre perimetral, entre otros como equipamiento turístico. Mientras que el vetusto tronco -eje de esta propuesta- se espera restaurarlo creativamente por artesanos altamente capacitados.

Entre tanto, en las cercanías de la señera reliquia, se instalará el letrero "La Silla del Presidente Jorge Montt Álvarez 1893", como indicador del proyecto que viene de recuperación y puesta en valor de otro trascendente distintivo de la identidad puertomontina, desde sus remotos tiempos fundacionales, antepasados colonos y ancestros aborígenes.

Puerto Montt tiene mucho que contar.

En Periodismo existen tres géneros: el informativo, el interpretativo y de la opinión. En este último se insertan las cartas al director, columnas de opinión -como esta- y los editoriales del medio. En nuestra ciudad algunas radios han hecho un estilo presentar sus opiniones como si fueran noticias, a veces sin siquiera respaldar sus posturas con hechos, sino que basados en la simple creencia o prejuicio.

Y es allí donde se produce un problema ético. La gente, el auditor, no tiene porqué saber o cómo distinguir si lo que se dice en el hecho novedoso que le presentan es parte de una realidad o es parte de una postura personal, al mezclarse e intencionarse la información con el filtro de la opinión.

Si se quiere editorializar, debe hacerse tomando el debido resguardo y separación de la información y dejando establecido previamente -Principio de la Advertencia Plena, según Paul Johnson- el nombre de quien entregará sus opiniones respecto de un hecho o grupo de sucesos. Es lo que hace, por ejemplo, Tomás Mosciatti, quien da a conocer hechos de la actualidad, los alimenta con datos y luego los comenta libremente. Pero en nuestra ciudad, algunos se quedaron sólo con la forma y no con el contenido, generando el riesgo de imponer posiciones sesgadas a los auditores, sin explicar previamente que se trata de la postura personal y no del hecho en sí mismo. Recuerdo a un reportero que me llamó para consultarme sobre la existencia del hoyo de una calle, pidiéndome explicaciones de por qué no se hacía nada.

El día anterior era otra calle en Población Modelo sin pavimentar (que se mantiene así desde la fundación de Puerto Montt), y el día precedente una más ubicada en el sector central, esta vez con protuberancias y malas condiciones. Ante mi consulta sobre quién podía ser responsable de la mantención de esas vías, no supo responder y entró en duda. Pero sin saber quién era responsable (Vivienda, MOP), el reportero antes de preguntar ya estaba echando culpas. Actitudes como las que señalo -con claras y reiteradas faltas a la ética- degradan la esencia del Periodismo y por ende la confianza de las audiencias.

Sergio Velásquez Haro.

Presidente Colegio de Periodistas.