En el reciente seminario gastronómico "Cahuín" desarrollado en esta capital regional, hubo algunas críticas, pero también variados elogios para nuestros mercados. Y ambos juicios, hay que ponderarlos y tomarlos en consideración. Porque reflejan lo que hoy ofrecemos, con los aspectos negativos y positivos que ello implica.
Hay consenso por ejemplo, en que tanto Presidente Ibáñez como Angelmó, ofrecen una inigualable variedad de productos del mar y la tierra, que nos debe enorgullecer, porque representan la rica despensa que poseemos. La amplitud de pescados y mariscos no deja de sorprender; así como la amplia oferta de papas, algas y verduras que sólo se dan en nuestra zona. En consecuencia, nadie discute la calidad de los productos que tenemos. La controversia sin embargo, está en la oferta gastronómica que desarrollamos, y en aspectos vinculados a la higiene y la calidad del servicio que ofrecemos, además de los accesos a estos clásicos recintos puertomontinos.
Debemos reconocer que ciertamente se ha avanzado en varios aspectos, y hay proyectos tanto municipales como de Sercotec para mejorar las instalaciones de ambos recintos, pero aún no es suficiente, y en el caso de Angelmó sobretodo, se requiere de una inversión mayor, que lo transforme y lo coloque a la altura de la postal que se proyecta, con instalaciones y servicios de primer nivel, y un mejor acceso tanto para los turistas como para los puertomontinos que acuden fin de semana tras fin de semana, a abastecerse de los productos que nos distinguen.
Y el otro gran desafío, que no requiere de mayor inversión, pero sí de convicción, compromiso y voluntad, es mejorar la calidad del servicio, donde todos los actores que son parte de la escena gastronómica, deben unirse y trabajar por el desarrollo de la oferta culinaria, donde como lo advertían en la edición de ayer de El Llanquihue, dos referentes de la cocina chilena y peruana como Jorge "Coco" Pacheco y Bernardo Roca-Rey, la transformación es paulatina, pero una vez que se comienza a perfilar por un camino común, es fuente de desarrollo turístico y comercial para la zona. Y demás está decirlo, pero el futuro de la Patagonia, está radicado en la industria del turismo. En consecuencia, es tiempo de comenzar a trabajar en aquello.