Secciones

El análisis de los principales actores de las movilizaciones de pescadores de 2016

MAREA ROJA. Tres dirigentes hacen su particular balance de esas manifestaciones que, durante 19 días, mantuvieron bloqueados los principales accesos de la región.
E-mail Compartir

Erwin Schnaidt Ávila

En la mañana del martes 3 de mayo del año pasado, un grupo de pescadores artesanales de la ribera norte del río Maullín levantaron barricadas en la ruta V-60, que conduce a Los Muermos.

El bloqueo se estableció a pocos metros del Retén de Carabineros de Las Quemas, acción que se replicaba en las principales vías de conexión de Osorno, Chiloé y Llanquihue. Ello surgió como respuesta al ofrecimiento de un bono de $100 mil y de una caja de alimentos a cada trabajador del mar afectado por la prohibición de extraer mariscos, derivada de la aparición de la marea roja, desde el sur de Chiloé, hasta Calbuco y que más tarde se propagaría por todo el litoral del Pacífico.

Al día siguiente del episodio en Las Quemas, llegaría a Puerto Montt el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, quien cumpliría un papel fundamental en la resolución del conflicto que se extendió por 19 días, tiempo durante el cual sería acompañado por el renunciado subsecretario de Pesca, Raúl Súnico, con quien lideró las negociaciones en la Intendencia. Céspedes sería designado ministro coordinador.

Las protestas regionales fueron escalando en intensidad y extensión, sumando a 16 comunas, a las que era imposible llegar con alimentos y combustible. Esto, a pesar que el Gobierno incrementó el bono, con una oferta de $300 mil y tres sucesivos de $150 mil, para completar 750 mil pesos.

Poco a poco, los pescadores movilizados fueron firmando acuerdos por separado, lo que a juicio de los dirigentes, terminó por debilitar ese movimiento, que concluyó la noche del 19 de mayo, con la firma de dirigentes de Bahía Mansa y Ancud, a dos días del Mensaje Presidencial del día 21.

Negativa evaluación

A un año de ese levantamiento social, que incluyó una marcha por el centro de Puerto Montt con cerca de 10 mil participantes, algunos de los dirigentes que tuvieron un marcado protagonismo, hacen un balance de lo ocurrido.

Juan García, presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales Demersales A.G., no duda al evaluar en forma negativa lo ocurrido.

"Había una posibilidad histórica de llegar a acuerdos, colocar temas sobre la mesa. Nosotros teníamos propuestas, pero nunca se tomaron en cuenta. Echaron por tierra un acuerdo consensuado con toda la pesca artesanal. Al final, vimos acuerdos comunales y alcaldes negociando algo que era resorte de la pesca", afirmó.

La mayor inquietud era revisar la Ley de Pesca, "pero todavía está ahí. No se ha hecho nada. También buscábamos ordenar el mar, con todos los actores, como la entrega de concesiones y mejorar las prácticas de la salmonicultura, que dejan mucho que desear".

"Al final, todo se enfocó en un bono, que sirvió para que mucha gente viera una oportunidad y se inscribiera en los registros pesqueros. Sernapesca no daba abasto por la masiva inscripción como recolectores de orilla. El resultado de eso fue una veintena de funcionarios públicos y municipales que recibieron estos bonos", reclama.

A ello sumó que las autoridades negociadoras dividieron al sector, lo que precipitó el término de esas movilizaciones. "Nunca nos escucharon y al final no me dejaban entrar a la Intendencia, porque nos consideraban detractores de los acuerdos que se firmaban por sectores. Vimos que mucha gente negoció y firmó cualquier cosa, porque ya estaban agotados. Estaban todo el día y terminaban negociando en la noche. La gente terminó encasillándose en lo 'micro' de cada sector, negociando cosas pequeñas, que a lo mejor para el momento que se vivía, eran importantes".

García fue uno de los gestores de la marcha histórica, que reunió a cerca de 10 mil personas, que se desplazaron desde Caleta Anahuac hasta la Plaza de Armas. "Creo que no se va a repetir. Nunca habíamos visto a una ciudadanía tan empoderada del tema y solidaria con la pesca artesanal. Por eso decimos que era la oportunidad para haber hecho reivindicaciones", opinó.

También participó en la última negociación del jueves 19 en la noche. "Estábamos en la toma de Alerce y en la de la rotonda Ibáñez, en un acto desesperado para llamar la atención. Por la tarde fuimos a la Intendencia para ser recibidos con el petitorio que traían desde Bahía Mansa y Ancud".

Remarcó que "a un año de este desastre se habla de un plan estratégico, de monitoreo integral, de diversificación productiva. Pero recién se elaboran las bases para esos proyectos. En junio va a salir humo blanco de este plan".

Un gremio dividido

Otro de los dirigentes que tuvo una activa intervención en este movimiento fue Luis Adue, presidente del Consejo de Pescadores Artesanales y Pueblos Originarios (Prodalmar) de la Provincia de Osorno, quien reveló que no se ha logrado cumplir con los compromisos asumidos por el equipo negociador de Gobierno. "En algunas partes sí; pero en otras, para nada. He recorrido casi todas las caletas y el lamento es el mismo", dijo.

Agregó que hasta ahora, la dirigencia "está quebrada, porque el Gobierno se encargó de eso. Lo mejor que hicieron durante la movilización fue dividirnos, porque empezaron a negociar con uno y con otro, llamándolos y yéndolos a buscar en helicóptero".

Calificó como tozudo al ministro Céspedes, ya que "no quiso escuchar nunca que había otras fórmulas para solucionar el problema , porque terminamos desvistiendo un santo, para vestir otro".

El dirigente admitió que "la mayoría terminamos firmando acuerdos que no estaban a la altura de la movilización, ni de la cantidad de días que mantuvimos todo ese esfuerzo y sacrificio".

Por ello es que su evaluación no es positiva. "Mi razón de estar en la calle con nuestra gente no era conseguir 150 lucas. Era reivindicar las demandas históricas de la gente. Lamentablemente lo perdimos, por la inexperiencia de dirigentes que lideraron estas movilizaciones", reconoció.

Adue recordó que durante las conversaciones con el equipo del Gobierno "nunca se nos permitió hablar de la Ley de Pesca y del compromiso de la Presidenta Bachelet para modificarla y eliminar el arrastre. Siempre quise tocar esos temas, pero nos hablaban del Fosis, Sercotec y Corfo; o sea, de lucas. La idea de muchos dirigentes no era ir a negociar lucas, porque esa plata estaba sí o sí. O sea, aquí no se ganó nada".

Por eso es que reconoció que "los dirigentes no estuvimos a la altura que debimos haber estado. Nunca debimos habernos 'bajado' el 19. Si las negociaciones hubieran sido el 21, habría sido distinto".

Cumplimientos

En tanto que Simón Díaz, presidente de la Federación de Buzos de Calbuco, remarcó que a un año de esos sucesos "estamos con el corazón apretado y bien preocupados".

Rememoró que en esos momentos "los intereses de los dirigentes regionales eran distintos a lo que la gente necesitaba. Nosotros firmamos en base a la necesidad que tenía la gente en ese momento, que era comer".

Mencionó que a cambio de terminar con el bloqueo a Calbuco, Céspedes y Súnico aseguraron programas municipales de empleo, la entrega del bono y que los servicios públicos se pusieran a disposición de la pesca artesanal.

Para el dirigente, a un año de esos acontecimientos "la vida sigue igual. Estamos trabajando, volvimos a la mar, que era lo que siempre dijimos. Pero no ha desaparecido el temor a que vuelva a aparecer la marea roja y quedar en las mismas". Ello, porque no ha observado un programa de Gobierno destinado a limpiar el borde costero. Propuso "sacar todo lo que está contaminando y explicar a la industria su comportamiento. Eso ha sido más lento", aseguró.

Estimó que los compromisos del Gobierno se han cumplido en un 80 % con los trabajadores de Calbuco.

Explicó que en el caso del Fosis, han impulsado emprendimientos personales, así como la adquisición de algunas herramientas e implementos para que los pescadores realicen de mejor forma su labor, como vehículos fast food, con el que es posible salir a vender a otras localidades; así como el turismo rural.

Mientras que Corfo está propiciando proyectos de desarrollo para que pescadores compren botes de fibra de vidrio y nuevos equipos.

La línea de acción parece ir por ese camino. Pescadores artesanales, recolectores de orilla y buzos mariscadores se ven enfrentados al desafío de no depender de una sola actividad para sobrevivir. Diversificarse parece ser la fórmula, mediante políticas públicas que deriven en un mayor dinamismo económico, propiciando más emprendimientos e innovación, con lo que sea posible potenciar esta actividad, una de las más tradicionales e importantes que sostiene la matriz productiva regional.