Tenglo: siempre lejos del desarrollo
Ahora, se solicita un muro de contención, que impida el derrumbe del artesanal camino habilitado para llegar al santuario.
Siempre Tenglo está haciendo noticia - ¡qué lamentable!- por sus carencias, limitaciones y, básicamente, por su deficiente integración al desarrollo turístico de Puerto Montt, en circunstancias que -por sus potencialidades- es un "tesoro o diamante en bruto" desperdiciado como tal en los ámbitos de la industria sin chimeneas. Donde debería ser el centro de la atención desarrollista y el principal atractivo y patrimonio puertomontino que ofrecer a los visitantes nacionales y extranjeros. Pero es al revés: la isla sigue siendo punto menos que casi inaccesible y desprovista de conectividad para recorrerla, algo que todos quisieran hacer.
El año pasado, la bella ínsula llamó la atención por las solidarias obras de restauración de la gran Cruz en el santuario en su cima, que renació, impresionante, incluida su magnífica iluminación nocturna en colores. Deslumbrando, sobre todo, a la gente que es huésped de la capital regional.
Esta vez, resurge el imperativo de consolidar la restauración del camino de acceso al complejo religioso, emplazado en la cumbre de Tenglo, en las inmediaciones de la puntilla insular. Lo que la familia Hoffmann -que aportó la franja de terreno para la habilitación de esa ruta- desea es que se cumpla el compromiso municipal de construir un muro de contención a la vera de esa vía. Y, de ese modo, entregar la indispensable seguridad a los visitantes del lugar y, en especial, a los peregrinos que participan en las actividades de Semana Santa y en otros actos eclesiásticos y de referencias tradicionales.
Conviene recordar que, a propósito, se ha recomendado ejecutar un proyecto de ornato en torno al camino hacia el santuario, instalando, entre otros, las 14 estaciones del viacrucis y sus respectivas imágenes. Todo un conjunto, que, sin duda, le conferiría -a esa parte destacada y visible de Tenglo- una plusvalía, importancia y llamatividad singulares. Una suerte de esperanzador llamado a no olvidar la isla y su destino de transformarse -más temprano que tarde- en el brazo derecho del desarrollo y modernización turística de Puerto Montt.