En nuestra ciudad puerto, se produce una inexplicable contradicción. Siendo el paisaje marítimo su principal atractivo y atributo, discretas son las facilidades para acceder al disfrute pleno de esa bendición de la Creación. Limitaciones donde los más afectados son los turistas, que llegan ansiosos de conocer las incomparables bellezas naturales de la Cuenca del Reloncaví, la bahía de Puerto Montt y la histórica compañía de su isla Tenglo.

Y esos visitantes se encuentran con una costanera poco llamativa y monótona, sucia y donde prolifera gente de malas costumbres, que bebe alcohol y fastidia los transeúntes, o que raya y mancha lo poco atractivo que va quedando allí. Además, de ser sombría y peligrosa por las noches.

Urgen más ornato, espacios creativos, algo que cautive el interés del público. Que le otorgue una mayor accesibilidad y lo haga permanecer un más largo tiempo contemplando ese panorama oceánico que, por lo demás, es excepcional a lo largo del litoral de Chile y acaso también en el plano internacional. A lo cual debe agregarse el imperativo de optimizar los miradores existentes en los cerros porteños, que también forman parte del borde costero por su relación con el paisaje del mar. Un mar, que aquí es apacible como un lago y que invita a admirar a los centinelas nevados circundantes y a la gran isla en su siesta interminable. Mientas, el ritmo portuario no deja de palpitar y la quieta rada de resaltar aún más en su belleza, con la recalada de esos imponentes gigantes de los mares que son los cruceros globales.

Proyectos y obras, que van al rescate de ese gran recurso turístico que es el bordemar, son la doble vía a Pelluco y la transformación de éste en un gran balneario. Al igual que la remodelación y ampliación de Angelmó, así planificada; además de la eliminación de las panderetas que bloquean la visual del canal de Tenglo en la ruta de Chinquihue.

No hay que olvidar que Tenglo forma parte importante en el borde costero de Puerto Montt y que, por tanto, requiere de habilitaciones que la vayan integrando cada vez más a la industria turística.

Existe una real posibilidad de que la centroderecha vuelva a gobernar Chile. Esto es una buena noticia. Por distintas razones se llegó a pensar que un gobierno de derecha no tendría un acento social claro. El gobierno del ex Presidente Piñera demostró lo contrario: aumento del postnatal, ingreso ético familiar y las mejores variaciones de aumentos para el sueldo mínimo hicieron del anterior gobierno uno preocupado de los problemas reales de las personas en acciones concretas. Muy distinto de lo que hemos visto en este primer gobierno de la Nueva Mayoría. Se le prometió al país más y mejores empleos. No tenemos ni lo uno ni lo otro. No hay más empleos, no hay mejores empleos. Al contrario, el único nivel de empleo que sube es el de trabajo por cuenta propia; es decir, de aquel que proviene de quien no tiene trabajo y necesita inventarse uno. Lo que la centro derecha llama emprendimiento. El mismo emprendimiento que sufre hoy las consecuencias de una mala reforma tributaria y que el día de mañana, si no hay una corrección de por medio, de una compleja reforma laboral. Estas complicaciones surgen porque las políticas públicas importan. La calidad de las decisiones que tomen los gobiernos, en conjunto con el Congreso, tienen una indesmentible importancia debido al impacto que pueden causar en la vida de las personas, aun cuando parezcan imperceptibles. La improvisación que hemos visto en los proyectos de ley del gobierno, los niveles de populismo que han ido en aumento y la crisis de confianza en las instituciones políticas hacen de este período un momento desafiante. Me parece más que razonable que ante este escenario sea el ex Presidente Piñera quien lidere al país. Ya tiene experiencias exitosas en el manejo de situaciones complejas, como la reconstrucción posterremoto y el rescate de los mineros.

Todo esto suma una buena propuesta de liderazgo de cara al cierre de una década.

La centroderecha demostró que sabe gobernar bien, que tiene corazón (como se pretendió y pretende negar por la izquierda radicalizada e intolerante) y que podemos enmendar el rumbo para lograr un mayor progreso.

Felipe de Mussy Hiriart. Diputado de la República. Región de Los Lagos.