Cada vez más cerca el 4 de abril, fecha de la conmemoración de la visita que hace 30 años hizo a Puerto Montt el Papa Juan Pablo II, van surgiendo interesantes iniciativas de adhesión en cuanto a cómo celebrar mejor y más dignamente este singular episodio en el devenir histórico de la capital de la Región de Los Lagos.
La propuesta más reciente se refiere a la instalación de un notorio letrero- con la frase "Museo Juan Pablo II-" a lo largo del frontis de ese recinto, que fuera construido en su memoria precisamente en el mismo lugar donde el recordado augusto huésped celebrase la Santa Misa y se reuniera en la costanera con miles de sureños, que lo aclamaron y admiraron navegando por las aguas de la bahía. La sugerencia surge por la falta de una identificación más visible en el principal enclave cultural de Puerto Montt, sobre todo si lleva el nombre del hoy santo pontífice.
Otra recomendación es la habilitación de un cierre perimetral, que garantice seguridad y protección de este emblemático museo, que hoy está expuesto a los estropicios vandálicos de los antisociales.
La otra sugerencia, -concretable a más largo plazo-, como ya lo hemos apuntado, tienen que ver con el emplazamiento de un parque ornamental costanero, con la estatua de Juan Pablo II, en las inmediaciones del mismo museo. Obra que, además, le daría un atractivo especial a nuestro bordemar.
También, emerge como un proyecto importante, en el marco del perpetuo recuerdo de la visita papal, el estudio que realiza la "Agrupación por el Rescate del Patrimonio Cultural y Religioso", para recuperar la figura del jubilado buque "Cirujano Videla" -donde aquí navegó el Santo Padre-, e integrarlo a los testimonios de ese magno suceso.
A algo más de dos semanas de esta señera fecha conmemorativa, es recomendable considerar estas bien intencionadas ideas. Inquietudes puertomontinas, que sólo anhelan dignificar la memoria del líder espiritual más grande de los últimos siglos, que estuvo entre nosotros un 4 de abril de 1987.