El más triste amanecer, -bajo un firmamento gris y lluvioso-, afligió ayer a Puerto Montt, con motivo del fallecimiento, a los 93 años de edad, de uno de sus hijos más queridos, sobresalientes y leales: Tótila Lintz Stange. Reconocido y admirado por su fama de incansable líder luchador por la causa de desarrollo e integridad local.
Desde su juventud, cuando ingresó al Centro para el Progreso, en 1954, dos años después de la fundación de esta entidad en 1952, Lintz demostró su apasionado e inextinguible cariño por Puerto Montt y el inmenso fervor con que batallaría a lo largo de toda su existencia por el progresar de la ciudad y el bienestar de sus habitantes.
Esa impronta progresista y solidaria ejemplar, del vecino más querendón, del comerciante más amable, del bombero más valiente y generoso, del alcalde más dinámico y ejecutivo, del dirigente centro-progresista más aguerrido, tenaz y optimista, del puertomontino más emblemático, enarboló -con especial orgullo y convicción-, Don Tótila, en todas sus campañas de defensa de Puerto Montt y de impulso a éste a superarse, para alcanzar bien provisto la grandeza que el destino le reserva. Fue así como la edificación del Aeropuerto El Tepual, la reconstrucción y desarrollo del puerto, obras modernizadoras urbanas, apertura de nuevas calles y mejor conectividad, entre otros adelantos, tuvieron en Lintz a su mejor y más perseverante aliado, guía y pilar.
Sin embargo, en los últimos decenios, su mayor preocupación y anhelo se concentró en la cruzada por el rescate del servicio de ferrocarriles Puerto Montt-Santiago, donde encabezó hace algunos años la recolección de más de 40 mil firmas de adhesión a la vuelta del tren. Lo que, sin embargo, inexplicablemente, no bastó para abrir siquiera una esperanza, aunque la realidad lo exige cada vez más.
Con la partida de Tótila Lintz Stange, se extingue lo mejor de Puerto Montt, pero el gran ejemplo que sembró germinará y se multiplicará en muchos puertomontinos que lo imitarán. No quería morir sin ver de vuelta el tren. Pero se fue en él al infinito.