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Estudio demuestra que dar es igual de beneficioso que recibir

INVESTIGACIÓN. Entregar acciones, sobre todo en una relación de pareja, tiene un efecto mayor en la salud mental que ser el receptor de esos actos.
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Mabel González

Hay quienes dicen que dar es mejor que recibir, y ahora un equipo de sicólogos comprobó empíricamente esa idea, al menos en el contexto de una relación de pareja.

A juicio de un grupo de académicos de la Universidad de Rochester, en Nueva York, ser compasivo con la pareja es gratificante por sí solo y beneficia tanto nuestra salud mental como cuando se reciben acciones u objetos a cambio.

Incluso, los actos de compasión son significativos para el donante aunque el destinatario no esté consciente de la acción, según recogió Science Daily.

El profesor Harry Reis graficó el resultado de su estudio con un ejemplo: si un marido nota que el parabrisas del auto de su esposa está cubierto de nieve, puede limpiarlo antes de conducir al trabajo. Independientemente de si su esposa lo nota, este gesto aumentaría el bienestar emocional del hombre.

El objetivo de Reis y su equipo era probar una hipótesis atribuida a Tenzin Gyatso, el actual Dalai Lama. Esa tesis señala que "la preocupación compasiva por el bienestar de los demás mejora el propio estado afectivo".

Para investigarlo, los sicólogos reclutaron a 175 parejas estadounidenses que se habían casado recientemente. Estas tenían, en promedio, siete meses de matrimonio.

En el experimento, los autores les pidieron a los voluntarios que mantuvieran durante dos semanas un diario donde registraran aquellas instancias en las cuales el esposo dejaba de lado sus deseos personales para satisfacer las necesidades de su compañera.

Paralelamente, los investigadores hicieron seguimiento al bienestar emocional de estas personas a través del registro, por parte de los mismos participantes, de sus estados emocionales para cada día, basándose en 14 conceptos positivos y negativos, entre ellos "entusiasta", "feliz", "tranquilo", "triste", "enojado" y "herido".

Al cabo de dos semanas, los matrimonios reportaron que dieron y recibieron un promedio de 0,65 (en el caso de los maridos) y 0,59 (en las mujeres) actos de compasión cada día. Así, la percepción fue mayor en los hombres. Tales acciones incluyeron cosas como cambiar planes personales por el bien de la pareja, hacer algo que demostró que la pareja era valorada y expresar ternura por el cónyuge.

Reconocimiento

Encontraron que si bien el receptor de la acción necesita percatarse de un acto de compasión para beneficiarse emocionalmente de él, en el caso de los donantes este factor es mucho menos significativo, según consignó el citado portal online.

De esta forma, los expertos descubrieron que los donantes se benefician de los actos de compasión, independientemente de si el beneficiario observa explícitamente esas acciones.

Además, en esos casos, los beneficios para los donantes eran alrededor de un 45% más altos que para los receptores, según se determinó por medio de los registros que escribieron los voluntarios. En cuanto a género, el efecto fue igual de fuerte en hombres y mujeres.

Una Investigación científica asegura que el Desarrollo cerebral en el primer año de vida puede predecir el autismo

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Un aumento inusual del volumen del cerebro durante el primer año de vida, en comparación con el crecimiento típico en esa etapa, puede predecir un riesgo elevado de que un niño sea diagnosticado con autismo a los dos años, según una investigación publicada por Nature.

Científicos estadounidenses y canadienses estudiaron 106 niños con un hermano diagnosticado con autismo clínico, con alto riesgo de sufrir también el síndrome, y 42 niños sin un historial familiar.

A partir del análisis de neuroimágenes obtenidas entre los seis y los 24 meses de edad, los autores concluyeron que los niños de alto riesgo que fueron efectivamente diagnosticados con autismo habían registrado en las primeras etapas un mayor crecimiento de la superficie del área cortical del cerebro.

Ese incremento está ligado a un exceso de crecimiento cerebral global en el segundo año, lo que a su vez se asocia a los déficits sociales que emergen en ese momento en los niños con autismo.

A partir de un algoritmo de autoaprendizaje, el grupo de la U. de Carolina del Norte, elaboró un software capaz de predecir con exactitud cuáles de los niños iban a ser diagnosticados con autismos a los 24 meses.

Los expertos liderados por la psiquiatra Heather Hazlett, dicen que su hallazgo puede servir para desarrollar herramientas capaces de establecer un diagnóstico temprano del autismo, aunque se requieren más estudios.

Anteriormente, ya se había detectado un aumento del volumen cerebral en niños con autismo, aunque la evolución de esos síntomas y su relación con los cambios de comportamiento asociados a ese desorden continúan sin estar explicados.

Los autores advierten que aún no está claro si el desarrollo anormal del cerebro es una característica específica del autismo, o bien si es un síntoma compartido con otras enfermedades.