T ras el sismo 7.6 Mw ocurrido en nuestro territorio cómo no recordar los relatos de nuestros padres y abuelos que vivieron el megaterremoto de 1960, de magnitud 9.5, el cual tuvo consecuencias catastróficas: 1.655 muertos, 3.000 heridos, más de 2 millones damnificados y US$ 550 millones de daños en el sur de Chile; un tsunami que causó 61 muertes, daños de US$ 75 millones en Hawaii; 138 muertes y daños de US$ 50 millones en Japón; daños en Filipinas y en EE.UU.
Ante ello, cabe destacar los avances en temas reglamentarios de la OGUC, así también alcances de diseño de estructuras metálicas, hormigón armado, maderas, entre otros con sus respectivas NCh. Recordemos que las viviendas previo al sesenta se encontraban principalmente en los cascos históricos y actualmente la población ha aumentado de sobremanera utilizando terrenos que en aquella época eran campos o sitios eriazos. Por otro lado, la CChC ha hecho esfuerzos para perfeccionar día tras día las normas y procesos constructivos, prueba de ello es que en 27F menos del 1% de las estructuras del país colapsaron, una señal sobre la calidad de las obras y construcción de primer nivel. Destaca la fortaleza de la gente de nuestra región para salir adelante ante la adversidad y así también cómo hoy en este Chile moderno es posible tener y mejorar nuestras condiciones de vida en forma sistemática, basta ver la historia sobre las condiciones de precariedad antes de mediados del año 75. Investigaciones que hemos realizado delatan que la falta de conectividad en Chiloé complejizaba que la gente de los sectores más poblados pueda visitar a familiares de las periferias, la falta de caminos, las tasas de mortalidad elevadas respecto al promedio nacional, el analfabetismo, que no lleguen productos básicos, ni correspondencia en más de 15 días como señalan periódicos de la época, eran los tópicos del día a día de esa ruralidad que algunos tanto añoran de vuelta, o recuerdan de forma romántica omitiendo toda la pobreza, sufrimiento, falta de oportunidades y precariedad de la época.
Que tengamos positivas respuestas estructurales en nuestras edificaciones es reflejo del Chile moderno que hemos ido construyendo. Sin embargo, un tema que nos falta avanzar es el aseguramiento de los sistemas no estructurales en los edificios de servicios y en nuestros hogares para minimizar riesgos, recordemos que estos son los daños que hoy en día generan mayores pérdidas luego de los terremotos. Junto con ello, evaluar el establecimiento de exenciones tributarias para la región, además de una zona franca para Chiloé y así avanzar en una región más libre y próspera.
Andrés Barrientos Cárdenas, director ejecutivo Fundación Ciudadano Austral.