¡Invóquenme en su corazón!
Me enteré de la moción parlamentaria que un grupo de diputados de vuestro país está tratando de llevar adelante con el objetivo de no invocar mi nombre en el proceso administrativo que implica abrir cada sesión de vuestro Congreso Nacional. Para aclarar algunas cosas, he decidido hacer un alto en mis labores habituales, aquellas que realmente me tienen preocupado (como es la pérdida masiva de creyentes durante los últimos 30 años producto de las continuas barbaridades que se cometen en mi nombre y el avance del conocimiento científico-tecnológico que con cada década que pasa, va develando respuestas lógicas a procesos naturales que antes no se podían explicar).
Me entero de esta polémica que ocurre en vuestro país al interior de una Institución Estatal, cuyo desprestigio a ojos del resto de los ciudadanos, alcanza alturas que llegan a rozarme los pies.
Debo decir que se me hace un flaco favor en iniciar cada sesión mencionando mi nombre, para posteriormente dedicarse a transformar vuestra sociedad en algo muy lejano a mi imagen de lo que debiera ser el Paraíso. Si siguen así, en 30 años, no me tomará en serio ni siquiera un prepúber de colegio religioso.
Aclaremos que vuestro país hace más de 90 años que separó aguas entre lo divino y lo terrenal, en lo que respecta a temas administrativos y de las políticas públicas que pretenden mejorar la calidad de vida de los que conforman vuestra sociedad. Reconozco que me ha sido difícil iluminar a dignos representantes míos entre Uds. Es más, abundan allá abajo muchos autoproclamados representantes míos, cuyo único propósito ha sido beneficiarse a sí mismos y a los grupos dominantes para los que realmente sirven. Es el mismo problema que Uds. actualmente tienen entre manos: ser representados por supuestos servidores públicos a los que les interesa sólo su bienestar personal y que responden únicamente a becerros de oro (y de plata también puede ser).
Yo me pregunto: ¿Cuándo invocan mi nombre, en quién realmente estarán pensando? Mi nombre es como un elástico que da para muchas cosas. Muchas de ellas deleznables. Por lo mismo, preferiría que se dejaran de joder y dejen de involucrarme en entelequias de dudosa ética y proyectos de Ley que, a través de los años, han transformado vuestro convivir en un purgatorio. Dejen de invocarme en las payasadas serias legislativas que evacuan con más frecuencia que las que un mono pensante puede tolerar. De seguir así, transformarán vuestra sociedad en una vida insufrible, que yo no quiero y que nadie quiere; lo que hipotéticamente puede desencadenar en un colapso de grandes proporciones (ya lo han vivido en el pasado). Y créanme, ¡sin Uds. yo no existo!
Así que, por favor, no me invoquen en sus sesiones de pacotilla. Invóquenme en sus corazones, cuando realmente lo crean pertinente y necesario.
DIOS. Creador de Todas las Cosas. (Autor:Marcelo Saavedra Pérez).
Responde a senador
El senador Quinteros pensará que por ser trabajador del mar no sé distinguir lo que es recaudar fondos versus hipotecar nuestra fuente laboral, que es lo que finalmente se lograría con la iniciativa que él promueve.
El senador se equivoca en varios puntos, quizás debido a su falta de conocimiento respecto a cómo se ha desarrollado la industria pesquera nacional. En los años 90, sólo en la Región del Biobío, había más de 150 naves industriales y una veintena de plantas de proceso. Que hoy se hayan reducido no es producto de la concentración, como él afirma, sino debido a la disminución de las cuotas de pesca, porque hoy los recursos escasean y eso él debiera tenerlo claro. En cambio, el sector artesanal ha crecido más de 300% desde ese año a la fecha, pasando de unas 47 lanchas a más de 600 sólo en la Octava Región.
Para conocimiento del senador, más del 95% de los trabajadores embarcados del país estamos sindicalizados, con contratos colectivos y sueldos garantizados. Y no somos pocos, somos miles de trabajadores y familias las que dependemos de esta actividad. Por tanto, el que confunde a la ciudadanía con falsedades es él, porque yo sí puedo demostrar que tenemos la sindicalización más alta del país, sí puedo demostrar los contratos colectivos donde se garantizan nuestros sueldos y condiciones laborales.
Yo no defiendo capitales, sólo mi derecho a trabajar, pues pese a dedicar toda mi vida al mar, como pescador no soy reconocido. No puede decir lo mismo el senador, quien defiende los intereses de grandes transnacionales; sino cómo se explica que su proyecto para modificar la Ley de Pesca sea exactamente igual al presentado por empresa Lota Protein en 2011.
HUGO ROA ROA. Presidente Tripulantes de Naves Sardineras.
Tren y Puertogol
Ningún candidato alcaldicio se acuerda de reponer el tren a Puerto Montt, ni de ayudar a Puertogol, que es patrimonio deportivo local.
RUPERTO LOBOS TECA.