Es conveniente reiterar la gratitud puertomontina -a través de su Diario representativo El Llanquihue- al generoso matrimonio anónimo local que financió la tercera edición, consistente en 500 ejemplares, del libro "Puerto Montt: Crónicas y Testimonios", escrito por el sacerdote jesuita Eduardo Tampe Maldonado. Una de las historias más completas -con el devenir de nuestra ciudad puerto desde sus albores fundacionales hasta nuestros días con su crecimiento y modernización- que se hayan contado en las páginas de un libro, -como este del Padre Tampe-. Elaborado con tanto amor, dedicación, perseverancia, celo investigativo y vocación literaria de aportar a la valorización patrimonial de su ciudad natal, pensando en las nuevas generaciones que ameritan conocer el intrépido pretérito de sus antepasados, junto a un pujante presente, para amar más profundamente a su terruño y comprometerse con un porvenir de grandeza solidaria y fraterna.
Por eso es que de las 500 unidades de esta obra histórica, 250 fueron donadas a las escuelas municipalizadas de la Comuna de Puerto Montt. El anhelo de los benefactores y del autor del libro es que éste sea leído por los escolares, incluyéndolo en los respectivos programas educativos en boga. Y, de esa manera, la historia de la capital de la Región de Los Lagos forme parte de las lecciones que aprender en los planteles educacionales. Y así, también, se contribuya a potenciar la identidad local en el marco de la regionalización, a la que tanto se aspira como palanca progresista integral del país.
Se recalca esto, para que no ocurra lo sucedido con el Himno de Puerto Montt, de letra y música del periodista Ewaldo Hohmann, con la interpretación de la Banda del Regimiento Sangra, grabado en casetes que fueron donados en 1996 al Daem, para conocimiento y aprendizaje de los escolares, sin que se cumpliera ese objetivo. Y de que el himno nunca más se supiera, como lo comentase uno de los principales impulsores de esta iniciativa, el destacado agente cultural puertomontino Archibaldo Toloza Paredes.
Es primordial y digno, saber aprovechar estos inspirados esfuerzos culturales puertomontinos, destinados a profundizar el cariño por lo nuestro y así luchar con mayor fervor por la grandeza local.