Siendo -reiteradamente- el turismo un reconocido e indispensable pilar del desarrollo socioeconómico de Puerto Montt y la Región de Los Lagos -por sus extraordinarios atributos naturales, equipamiento y de hospitalidad-, resulta punto menos que incomprensible y difícil de explicar, que esta zona del país -en este importante rubro- permanezca, ya, durante tres meses acéfalo, sin la respectiva autoridad regional.
Al dilatarse bastante más de lo normal la designación del director regional de Sernatur, junto con resentirse la eficiencia del organismo, se han desperdiciado trascendentes oportunidades de empoderar nuestra industria sin chimeneas regional en el plano internacional. Lo que aconteció en la reciente Cumbre del Pacífico, donde la Región de Los Lagos, al mostrarse con esa falencia de liderazgo turístico, vio ostensiblemente mermadas sus potencialidades para proyectarse a niveles superiores de integración e intercambio.
Esta preocupante situación concitó, obviamente, la intranquilidad, entre otros, de las entidades vinculadas al turismo, cuyos dirigentes hicieron ver el error en que se incurría al permanecer tanto tiempo sin la jefatura oficial el servicio de turismo de esta región. Lo que ha retardado -reconocen- fructíferos avances en la concreción de interesantes proyectos, especialmente relativos a una inserción global más consolidada de las potencialidades turísticas de este maravilloso sur profundo.
El sentimiento generalizado de la comunidad de este sector desarrollista aboga por que el nuevo director regional de Turismo sea,- por sobre todo-, una persona netamente de esta zona, idónea y competente en la materia, con una actitud integradora y progresista, dispuesta a un servicio generoso a toda la Región de Los Lagos, velando por su grandeza y el bienestar de sus habitantes, y, muy especialmente, con la convicción de aportarle valor global a los excepcionales recursos naturales, históricos, culturales, hoteleros y gastronómicos de que hace gala.
Si estamos convencidos de que el turismo es la viga maestra de nuestra economía y bienestar del presente y futuro, forjemos un liderazgo digno de esa vocación y capaz de hacerla prosperar.