No hay nada más perjudicial para los alumnos que se forjan como personas, adquiriendo conocimientos y valores, para su formación intelectual y moral, en nuestros planteles educacionales, que la abrupta interrupción de esos procesos, que a menudo provocan quiebre y vacíos difíciles de superar.
Algo que suele ocurrir cuando se producen movimientos estudiantiles, con tomas de los establecimientos, que se prolongan más de la cuenta. Como está aconteciendo en la actualidad con los Liceos de Hombres y de Niñas e Industrial de nuestra ciudad puerto. Lo que significa muchos días sin las clases respectivas -más de tres semanas ya en este caso-. Es decir, impedir la continuidad de los programas de enseñanza, dejando de absorberse la entrega de las materias correspondientes. Algo que, posteriormente, será dificultoso de recuperar de una forma normal y que forzará a extender el año lectivo y a ocupar parte de las vacaciones, con los consiguientes sacrificios que ello implica al no ocuparse debidamente los períodos de rehabilitador descanso. Como podría ocurrir en esta oportunidad y por lo cual el director del Departamento de Educación Municipal, Daem, Albán Mansilla, llamó a los estudiantes involucrados a levantar las ocupaciones de los establecimientos lo más pronto posible.
De ser así, en los próximos días -según reitera la autoridad- se podrían concordar con los alumnos adecuadas y convenientes fórmulas, que respondan positivamente a sus petitorios de orden interno, que es lo que a ellos tiene más intranquilos.
No cabe duda, que la iniciativa y modalidad más propicia para obtener soluciones factibles y oportunas, ante cualquier inquietud, imperiosa necesidad o aspiración, es acudir -entre las partes- a un diálogo sincero, respetuoso y constructivo. Donde prime la buena voluntad y la determinación de aportar a soluciones prontas y concretas, en un clima de sereno intercambio y ánimo de colaboración mutua para concretar los proyectos de superación anhelados. Lo que, al mismo tiempo, posibilitará normalizar los estudios, sin tener que recurrir a otras medidas perturbadoras e innecesarias.