Por fin, Puerto Montt y sus habitantes, tras un largo tiempo de espera, ya disponen de la anhelada ordenanza municipal, que velará por la tenencia responsable y de buen cuidado de las mascotas, especialmente perros y gatos, en nuestra comuna. La normativa se encuentra en etapa de marcha blanca y difusión, para entrar en pleno vigor a contar del 9 de septiembre venidero, siendo la multa máxima para los infractores de 3 unidades tributarias o su equivalente del orden de los 230 mil pesos.
La comunidad puertomontina y sus autoridades anhelan que estas nuevas disposiciones provoquen el efecto esperado en cuanto, en el fondo, a frenar y disminuir la vagancia perruna en las calles de poblaciones y del centro urbano. Sobre todo, porque tratándose de animales en estado de abandono, carecen de aseo, padecen enfermedades y suelen reaccionar con violencia. Lo que se torna más preocupante cuando se desplazan en jaurías. Algo que, obviamente, significa peligrosidad para los transeúntes y un ambiente hostil y de descuido para los visitantes, en el marco del prestigio turístico que ha ido adquiriendo la capital de la Región de Los Lagos.
Es decepcionante constatar que se tenga que imponer un marco sancionatorio ciudadano, para que funcione una buena conducta en el resguardo de los animales "regalones", a los que generalmente se abandonan después de un tiempo. Y que pasan a incrementar y a agravar cada vez más la casi insoluble problemática de los canes callejeros, que también se van multiplicando al carecer de control reproductivo, entre otras atenciones de protección a los llamados hermanos menores.
Se aspira, muy de veras, que esta punitiva ordenanza municipal ayude a cultivar un comportamiento humano de radical responsabilidad en la tenencia de las mascotas, particularmente perros, manteniéndolas a buen resguardo, bien alimentadas, saludables y debidamente esterilizadas.
Por de pronto, es imperioso que, si se desea tener un animalito regalón, se asuma seriamente lo que ello significa en cuanto gastos de alimentación, veterinario, resguardo, etcétera. Pues si no ha de ser así, mejor no hacerlo, para no contribuir al desamparo animal en las calles de la ciudad.