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Exitosa primera operación a cráneo abierto en Puerto Montt

HOSPITAL. Equipo médico efectuó satisfactoriamente esta intervención quirúrgica, inédita en la historia clínica local. El paciente estuvo despierto durante todo ese procedimiento, ya que se expuso su cerebro para identificar el área del lenguaje afectada. Para el médico neurocirujano a cargo de la operación, el trabajo en equipo fue fundamental.
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Erwin Schnaidt Ávila

Durante cuatro horas, se extendió el trabajo que desplegó un equipo de profesionales médicos del Hospital "Doctor Eduardo Schütz" de Puerto Montt, para extraer un tumor maligno, de 4 x 4,5 centímetros, que creció en el cerebro de un calbucano de 32 años.

Este procedimiento quirúrgico fue realizado a cráneo abierto y con el paciente consciente de todo lo que ocurría en su entorno, lo que se constituyó en un hito para ese recinto asistencial, ya que por primera vez tuvo lugar una intervención de estas características.

La aplicación de esta técnica, denominada cirugía vigil, se utiliza para extirpar tumores que están en zonas del cerebro que no se pueden evaluar si el paciente está dormido. En este caso, la lesión estaba localizada en el área que controla el lenguaje.

La operación

A cargo de esta operación estuvo el neurocirujano Pablo Carmona, quien detalló los pasos previos, que incluyeron sedantes y analgésicos, así como anestesia local. Luego se hizo el "abordaje quirúrgico", que en el fondo es "abrir el cráneo (parietal izquierdo) y exponer el cerebro donde está la zona del tumor", dijo.

Carmona, quien extirpó ese tumor, evaluando en cada momento las funciones del habla del paciente, explicó que este no es un procedimiento quirúrgico habitual.

En primer lugar, el tumor no es visible, porque está al interior de ese órgano. Una vez localizada el área del lenguaje y ubicado el tejido a retirar, se apela a la microcirugía. "Se abre el cerebro (unos dos centímetros) con un microbisturí y se avanza con cauterizadores, hasta que se llega al tumor, que se va sacando por partes", especificó.

Previo a ello, realizaron un mapeo cortical cerebral, a cargo del doctor Felipe Sfeir, lo que permitió identificar qué partes de la corteza cerebral expuestas en la cirugía, tienen las funciones del habla. "Eso se hace con el paciente despierto y se estimula el cerebro con electrodos, para determinar si manifiesta alguna alteración al hablar. Cuando se estimula otra área y no ocurre nada, se puede abrir el cerebro por ahí y sacar el tumor", detalló.

Respecto de los resultados, el doctor Carmona precisó que se practicó una resonancia nuclear, la que reveló que se extirpó todo el tumor.

Parte del equipo

Carmona destacó que el éxito de esta operación también pasa por el trabajo previo. "Lo fundamental es que el paciente entendió lo que se iba a hacer y estuvo dispuesto a colaborar. Antes de la cirugía se llevó al pabellón para que lo conociera. La gente que participa en la operación se presentó y lo evaluó. Así que cuando llegó el momento de operar, conocía a todos. Eso es importante, para su tranquilidad y confianza con el equipo", subrayó.

Pero también resaltó la participación fundamental de otros dos profesionales. "El trabajo en equipo hace que la cirugía sea exitosa", aseveró.

Uno de ellos fue la fonoaudióloga Nidia Hitschfeld, quien estuvo evaluando todo el tiempo sus funciones de lenguaje, como repetir palabras simples, reconocer objetos en dibujos y contar, entre otras. Ese trabajo también posibilitó dirigir las estimulaciones eléctricas.

También, contaron con el apoyo del anestesista Marco Balkenhol, quien se encargó de mantener activo al paciente para que respondiera a las preguntas de la fonoaudióloga, al mismo tiempo que suministraba analgésicos para que no sintiera dolor, y la anestesia local, cuya dosis permitió que permaneciera en contacto con el resto del grupo.

"Lo bonito de ésto es que en el equipo está el paciente, que forma parte importante. Porque si colabora, sale todo bien. En el fondo, el paciente opera con nosotros", agregó.

Alto estándar

El Hospital de Puerto Montt es el centro de derivación de neurocirugías complejas, entre Valdivia y Punta Arenas.

Carmona dijo que los pabellones quirúrgicos están debidamente implementados, con tecnología de última generación y de estándar internacional. De hecho, mencionó que cuentan con un microscopio quirúrgico y un sistema de navegación para identificar lesiones el interior del cerebro. El costo de cada uno de esos equipos, apuntó el médico, sobrepasa el millón de dólares.

De hecho -resaltó- estas cirugías no se hacen en el sistema privado de la zona, "porque no tienen la infraestructura suficiente". Por eso, rescató el sentido de equidad, al ofrecer un tratamiento de alto estándar a usuarios del sistema público de salud.

El origen

Héctor Andrés Maldonado es esposo y padre de dos hijos. Trabaja en una planta de procesamiento de la industria salmonera en Calbuco, pero desde hace algunos años que comenzó a experimentar síntomas que comenzaron a trastornar su calidad de vida.

A partir de 2014, se nublaba su memoria y no reconocía a quienes le rodeaban, además de sufrir alteraciones en el habla. Al año siguiente, aparecieron crisis convulsivas; todo ello derivado de la presión que ejercía el tumor en su cerebro, lo que hacía aparecer esos ataques de epilepsia.

Sobre el origen de esta anomalía, el doctor Carmona lo atribuyó a un proceso natural del organismo. "Normalmente producimos células defectuosas y hay un sistema de control de ellas para que no crezcan. Al fallar, las células defectuosas crecen sin control y forman un tumor, fenómeno que puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo", expuso.

Hoy, Héctor Maldonado sigue internado en el Hospital, a la espera de su alta médica, que podría ocurrir durante los primeros días de la próxima semana. "Después de estas cirugías se produce inflamación, como cualquier otra zona que uno se opera. Y para que eso pase, hay un periodo entre una a dos semanas. Entonces, hay que observar su evolución", manifestó el neurocirujano.

En recuperación

El trabajador, que fue operado el pasado lunes 30 de mayo, espera retornar cuanto antes a su vida en familia y a su trabajo. Pero debe pasar por una corta recuperación, porque mantiene algunas deficiencias para expresar sus ideas en palabras.

"Por el momento, me cuesta decir las cosas", advierte en su cama del hospital. Pero asegura que ahora se siente bien, mejor que antes de su operación. "Ya no estoy con dolores. Porque lo que tenía (tumor), se me fue todo", afirmó.

Reconoció que antes de la operación, "tenía miedo, pero quería seguir. El doctor (Carmona) me dio mucha confianza. Nunca tuve miedo a que algo pudiera salir mal. Solamente quería hacerlo", dijo.

Mientras que su mujer, Dina Imío, explicó que junto a sus hijos de 11 y 8 años, quieren que Héctor vuelva pronto a su casa en el barrio Texas de Calbuco.

"Tuve mucho miedo el día que me dijeron cómo iba a ser la operación. Pero el domingo cuando lo vine a ver, él me dio mucha confianza, porque era el que estaba más tranquilo. Me decía que todo iba a salir bien, porque confiaba mucho en el doctor. Y ahora, al escuchar lo que le hicieron, quedé helada. Fue difícil la operación, pero salió todo bien", resaltó.

Dina espera que su esposo no sufra alguna alteración que le impida desempeñarse en su trabajo, ni que pierda su habilidad con la madera. "En sus tiempos libres, él hace muebles", destacó.

"Ya no estoy con dolores. Porque lo que tenía (tumor) se me fue todo".

Héctor Maldonado,, trabajador operado.

4 horas se extendió la operación realizada por el equipo médico del Hospital de Puerto Montt, para extraer el tumor que estaba alojado bajo la corteza cerebral y que medía 4 x 4,5 centímetros.

1.000.000 de dólares cuesta cada equipo (microscopio quirúrgico y navegador) utilizado en esa intervención, la primera de su tipo en un recinto asistencial público y que favoreció a un usuario de Fonasa.

32 años tiene el paciente que fue intervenido. El tumor estaba localizado en el área del lenguaje (lóbulo temporal izquierdo ). Para ello, fue necesario realizar la cirugía llamada craneotomía vigil.