Uno de los gremios baluartes y claves en la existencia y desarrollo de la prensa escrita nacional, regional y local, es sin duda alguna el de los Suplementeros, cuyo aporte a una comunidad siempre bien informada, facilitando su acceso a los medios impresos, y a estos, acercándolos al público, se yergue hoy cobrando una estatura singular en los ámbitos patrimoniales.
El reciente 25 de mayo, en mérito a esos atributos, se celebró el Día Nacional del Suplementero, quedando la conmemoración radicada en esa fecha. Y así establecer oficialmente un merecido reconocimiento a este noble oficio y sus esforzados protagonistas. Los que ya forman parte importante en el transitar de la prensa nacional. A la cual apoyan desde hace más de una centuria, voceando, primero, y en largas caminatas, los diarios, periódicos y revistas, y, transcurrido el tiempo, promoviendo los impresos desde sus propios kioscos y locales.
La historia registra esos episodios desde sus albores. Uno de ellos, acaso el más emblemático, el que tuvo lugar el 12 de febrero de 1812, cuando circuló por el Santiago de aquel entonces, el primer periódico nacional, La Aurora de Chile. Y quienes anunciaban los ejemplares de esa pionera edición, a voz en cuello y con indisimulada emoción, deteniendo a los transeúntes, eran precisamente también los primeros suplementeros chilenos. Mientras que en otra etapa relevante de la historia nacional, en 1879, con motivo de la Guerra del Pacífico, los apreciados "canillitas" recorrían las calles repartiendo boletines con las noticias del Combate Naval de Iquique a una población ávida de información.
En Puerto Montt, en la década de los 40-50', se alzó como un legendario vendedor de nuestro diario El Llanquihue, un suplementero no vidente, algo entrado en edad, que era acompañado por un muchacho que lo guiaba y le leía las principales noticias del día, que él aprendía de memoria y voceaba.
Hoy, pese a los cambios, los suplementeros, estando conscientes de su aporte a la cultura nacional y del rango de tradición urbana del gremio, anhelan ser parte del patrimonio inmaterial del país. Y así su oficio se reconozca como un "Tesoro Humano Vivo" de la comunidad chilena. Lo que merecen, sin duda.