A yer asistimos a una fiesta, a la que seamos francos, a comienzos de temporada, no pensábamos que íbamos a estar invitados. Porque hace exactamente un año, Deportes Puerto Montt, ascendía de la Segunda División (tercera) a la Primera B (segunda), y doce meses después, estuvimos a minutos, o a dos goles, de la División de Honor. En consecuencia, no hay que perder la perspectiva que lo que hizo este equipo, es mucho más de lo que cualquiera hubiese imaginado. No por ello lo de ayer en Chinquihue deja de ser doloroso. Porque como comunidad nos ilusionamos, con un equipo que sin grandes nombres nos llevó a esta instancia, dejándolo todo en la cancha, jugando tres veces por semana con un plantel reducido, y haciéndonos creer que en el fútbol como en la vida, todo es posible. Sin embargo, un aplicado Everton de Viña del Mar frustró nuestras aspiraciones y nos hizo devolvernos a casa con la amargura propia del sueño inconcluso.
Vaya nuestro reconocimiento a todos los que nos permitieron creer en este milagro, partiendo por la directiva, pasando por el cuerpo técnico y concluyendo en el plantel de jugadores que se ganó un nombre en la siempre competitiva y complicada división de ascenso. Lo obrado, es mucho más de lo planificado, porque la meta para esta temporada era simplemente conservar la categoría.
En consecuencia, si como comunidad queremos volver a vivir la emoción de estas últimas jornadas, es tiempo que nos comencemos a comprometer en serio con el club, engrosando la lista de socios y desde el mundo empresarial, aportando recursos a las alicaídas arcas de la institución, que ahora debe pagar finiquitos, renovar contratos e invertir en los refuerzos del plantel 2016/2017. La región ha debido enfrentar una serie de conflictos sociales en el último tiempo, donde ha quedado de manifiesto que aquellas industrias que no han invertido en la generación de lazos y vínculos afectivos con su entorno, han salido seriamente dañadas. De manera que parece bastante evidente que es tiempo que modifiquen dicha conducta, invirtiendo en capital social en el principal promotor de la región como es Deportes Puerto Montt. Para volver a soñar y efectivamente llegar al fútbol grande, los Delfines deben invertir y para ello necesitan recursos frescos, de muchos de los que ayer se fueron del Chinquihue masticando la frustración de un triunfo amargo.