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Mercados en crisis: el daño colateral de la Marea Roja

BAJAS VENTAS. Los locatarios cerraron ayer sus puertas en apoyo a los pescadores y para demostrar que también se han visto afectados.
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María Consuelo Ulloa

Una barrera de bolsas y en medio la bandera chilena, bloqueaban la entrada al Mercado Angelmó. Uno de los principales íconos de la identidad puertomontina cerró sus puertas, mientras sus locatarios armaban una olla común con el dinero que recaudaban de los autos que transitaban por el sector.

Esa fue la solución más rápida que encontraron, mientras esperan por una respuesta de las autoridades. Eso porque la Marea Roja no sólo ha afectado a los mariscadores y pescadores, sino también a quienes hacen uso de estos productos para cocinarlos y ofrecerlos como platos típicos de la zona.

Aquí, en los mercados de la ciudad, las consecuencias de las productos contaminados también llegan, y aunque algunos dicen que adecuándose a las circunstancias pueden subsistir, nadie niega que igualmente les repercute sobre todo en lo económico, pero sin duda en lo personal y familiar.

Por ello, emplazan a las autoridades regionales y a nivel nacional; de hecho, hacen un llamado directamente a la Presidenta, porque temen no ser considerados dentro de la problemática.

"Creo que el pueblo de Angelmó, Puerto Montt y toda la Décima Región se merecen una explicación exhaustiva de la situación que se está viviendo", dice Juan Díaz, del local número 14 del mercado, mientras registra con una cámara la manifestación que realizan junto a sus compañeros.

Un poco más adelante, pidiendo "luca pa' la olla", está Lorena Cáceres, colega de Juan y la encargada en ese momento de cobrar a cada auto que quisiera seguir más allá de Angelmó.

Para ella, esto está cada día peor y no sólo ahora, porque es un problema que se arrastra hace tiempo en el rubro. "La gente está quedando cesante porque los dueños de los puestos ya no nos pueden dar trabajo; por eso estamos buscando soluciones", comenta al mismo tiempo que avanza a la parrilla donde se asan unos mariscos en signo de protesta.

Melipulli

El ambiente en Melipulli se vive distinto. Si bien los ánimos tampoco están para irradiar tranquilidad, los locatarios del sector saben que no les queda otra que adecuarse a las condiciones que se presentan, aunque las pérdidas existirán indiscutiblemente.

Asimismo, lo afirma Francisco Vera, dueño del conocido Yallteku, local que funciona hace cuatro años en el Pueblito.

"En este momento hay una crisis grande que se está viviendo y hay que tratar de adecuarse; los que no lo hacen son los que más mal van a quedar. Esos son los tiempos de ahora. El público ha bajado como en 50%", menciona Vera, mientras cocina para unos clientes que decidió atender sólo por tener convenio fijo con el local.

A la vuelta de Yallteku, algo más atrás, está la Cocinería La Mami. Allí trabaja Ana Carrasco, quien sólo va en las tardes al local, porque de día vende puerta a puerta productos del mar. Por lo mismo, sabe de cerca cómo esto afecta a quienes viven de la pesca y los recursos marinos.

"Detrás de nosotros hay familia, cierto que las cocinerías tienen su economía formada, pero yo tengo una hija que estudia, entonces no puedo perder un día", dice afligida y agrega: "Yo apoyo y voy a las marchas, pero no para pedir ayuda, porque son los mariscadores y pescadores los que la necesitan". Para Ana, el camino más viable es cambiarse de rubro, porque sabe que en el Mercado tampoco tendrá las mismas ganancias.

Presidente Ibáñez

Ayer, en el Mercado de Presidente Ibáñez, se vieron neumáticos en el fuego y un montón de locatarios junto a sus familias sin saber qué hacer.

Y aunque muchos guardaron para los tiempos de menor ingresos, otros no tuvieron la misma oportunidad y hoy viven en la incertidumbre de qué pasará en el día a día.

"No viene nadie al mercado. Hace tres meses ya que está así. Nosotros nos hemos arreglado con lo poquito que teníamos, pero otros tienen que seguir trabajando para comer. Por eso, estamos apoyando a los pescadores de todas las islas, porque les van a dar una miseria", comenta Juana Muñoz, mientras ondea una bandera chilena frente a las quemas de neumáticos afuera del mercado. "Esto es para hacer presión, para que la solución se acelere y se dé una respuesta que deje tranquila a la gente", agrega Juan Leiva, apoyando a sus compañeros.