Se fue un destacado educador
Durante la mañana del sábado último, las redes sociales no dejaban transmitir la dolorosa noticia: falleció el profesor Ciro Schmidt Andrade, destacado columnista de este matutino. Se sabía que la salud de este hombre ilustrado estaba comprometida, pero nadie pensaba que estaba en la etapa final de la vida.
Expresarse sobre este hijo de nuestra ciudad resulta una tarea contradictoria. Por un lado es extraordinariamente fácil, porque es una persona que, con sus historias de vida y de colegio, se podrían llenar varias páginas, pero por otro lado es extremadamente complejo el lograr expresar en pocas líneas, algo de la gran riqueza que don Ciro nos lega.
Como amante de su tierra que lo vio nacer y de su Colegio, en un trabajo titulado "Un Colegio con historia" afirma: "El fin del estudio de la historia es comprender lo importante y, asimilando todos sus momentos formar con ellos un conjunto con sentido, que permita a cada generación construirse con lo logrado por la precedente. La "historia" no es algo dado, un mero catálogo de todo cuanto sucedió en el pasado, sino un esfuerzo deliberado de abstracción por el cual separamos los acontecimientos importantes de los que no lo son".
En sus numerosos escritos aparecen muy fluidamente la fe, la libertad, la paz, el dolor, la esperanza, Dios, los educadores, los jóvenes alumnos, etc. Precisamente a su vínculo con sus jóvenes alumnos, que era lo que más lo motivaba y alegraba, el mismo expresó en una entrevista: "Todo mi trabajo ha estado ligado con jóvenes, a los cuales me he logrado acercar desde mi perspectiva y lugar, tratando de entender el lugar y perspectiva de ellos". Una colega afirmó que gracias a Ciro, "en Puerto Montt tenemos un proyecto filosófico que nos dignifica y enaltece". La publicación de un libro de filosofía -"Desde Santo Tomás de Aquino" (Ensayos Filosóficos)- nos recuerda que no todo lo que merece ser estudiado está en el Internet, sino que está aquí, entre nosotros, que nace en esta tierra, nuestra ciudad, en el bordemar, y que corresponde a una auténtica tradición de cultura propia de esta provincia, habitada primero por los huilliches y colonizada por hispanos y germanos, que nos conectan de alguna manera con las raíces del pensamiento cristiano occidental".
Sin duda, don Ciro fue un misionero laico… un predicador de la Palabra divina. Hablaba de Dios a los alumnos, los preparaba para el sacramento de la Confirmación y después los mismos le pedían que los apadrinara.
En su libro "La Vocación del Educador" insiste en la necesidad de fundar el quehacer humano y hacerlo desde la fe, y por lo mismo como vocación del Señor, si queremos pensar como cristianos que intentamos vivir la vida desde Dios.
Don Ciro fue un maestro en la ciencia de la entrega de la fe. Y la fe que recibió la entregó y su camino preferido fueron las cartas de San Pablo: "Si queremos saber lo que entiende San Pablo por amor, debemos leer atentamente la descripción que hace en su "Himno a la caridad", 1 Cor. 13: "La caridad es paciente, la caridad es servicial; no es envidiosa, no es jactanciosa, no se hincha; no se avergüenza, no busca su propio interés; no se irrita, no tiene en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia sino que pone su alegría en la verdad. La caridad excusa todo, cree todo, espera todo, soporta todo".
EDUARDO TAMPE MALDONADO. S.J.
¿Y si nos vamos todos?
Reflexionando acerca de las declaraciones del ex candidato presidencial Hernán Büchi, acerca de abandonar Chile fruto de la "incerteza jurídica" que observa en el país (diagnóstico que en lo personal comparto), me pregunto: ¿Y si nos vamos todos?
Por cierto, que una opción válida frente a la clara amenaza que se cierne sobre una nación es escapar: mis propios abuelos, Federico y Úrsula Loeb, lo hicieron de la Alemania Nazi y luego de la Unidad Popular.
Cuando el ciudadano promedio siente que no se respetan ciertas garantías mínimas para la convivencia (derecho a la vida, propiedad, libertad; entre otras) la opción de emigrar a un país que otorgue seguridad a su familia cobra mucha fuerza.
Al fin y al cabo, la familia es lo más trascendente que cualquier ser humano puede aspirar a tener en esta vida. No obstante, existe también la posibilidad de quedarse y luchar, sobre todo si la patria aún no está perdida.
En tiempos de crisis, el país necesita ciudadanos nobles y desinteresados, que sean capaces de ganar a la ideología los espacios que esta ha arrebatado, consiguiendo retornar ideales y esperanza a corazones abatidos por un mal liderazgo.
En Chile, parecieran estar todas las condiciones necesarias para considerar con seriedad la segunda opción expuesta.
¡Cuánta falta hacen hombres como Büchi en tiempos de politiquería y tanta reforma insensata!
HENRY BOYS LOEB.