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Grave accidente no impidió a joven reincorporarse al mundo del trabajo

EJEMPLO. Hace ocho años, una descarga de 23 mil voltios obligó al equipo médico a amputar sus cuatro extremidades. Hoy se desempeña como operador telefónico en su casa.
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Luis Toledo Mora

El 21 de agosto de 2008 marcó un antes y un después en la vida de Sebastián Roa Melián. Mientras trabajaba en la construcción de un céntrico hotel ubicado en calle Lota de Puerto Montt, recibió una descarga eléctrica de 23 mil voltios que lo dejó gravemente herido.

"Siempre había trabajado en carpintería, desde los 14 años con un permiso notarial. Ese día tomé una plancha de zinc larga, que para instalarla incluso tuve que sacarla por la ventana. La lata quedó enganchada en los cables del tendido eléctrico, la tiré para sacarla y se produjo el accidente", recuerda el joven,

A sus 19 años, Sebastián fue derivado a la Posta Central en Santiago, centro asistencial especialista en quemados, donde el equipo médico tomó la difícil decisión de amputarle las cuatro extremidades para salvarle la vida.

A casi ocho años del accidente, la vida y una empresa puertomontina de servicios le han dado al joven trabajador la posibilidad de volver al mundo laboral.

"Desde el 20 de enero trabajo, desde mi casa, como operador telefónico de la empresa Full House. Respondo los llamados de los clientes, y coordino el trabajo en terreno de los operadores que brindan servicios a domicilio de lavado de automóviles, limpieza de combustión lenta, limpieza de alfombras y tapices; y que comercializa extintores y purificadores de agua", explica.

Para Sebastián la rehabilitación después de su complejo accidente laboral fue rápida. "Salí del hospital, me pasaron las prótesis y caminé a los pocos días. Incluso ahora hasta juego a la pelota con las prótesis, lo único que me faltaba era un trabajo, y ahora tengo esa oportunidad, que tengo que aprovechar y aplicarme con ganas", indica.

Cambio de rubro

Uno de los desafíos que Sebastián a enfrentado en su nuevo trabajo, es el cambio de rubro. Pasó de la carpintería, oficio que dominó desde la adolescencia, a la atención de público vía telefónica.

"Lo más complejo es contar con un vocabulario adecuado para atender a nuestros clientes, y en algunos paciencia para poder solucionar sus requerimientos, en general es un trabajo que hay que saber llevar", acota Sebastián, que hoy tiene 26 años de edad.

Su jornada laboral parte a las 8.30 horas y se extiende hasta las 13 horas, tras lo cual toma su horario de colación, volviendo a la línea a las 15 horas continuando hasta 18 horas. "Eso sí, siempre estoy algo más de tiempo como centralista, estoy feliz porque esta pega mejoró mis ingresos, ya que mi pensión no es mucho. Este es el primer trabajo que tengo después del accidente", indica.

Para desempañar su función trabaja con un notebook y un smartphone Samsung Galaxy, aparatos que maneja sin ningún problema, incluso cuando se encuentra sin la prótesis ortopédica que utiliza en el antebrazo izquierdo.

Pero el trabajo del centralista de Full House va más allá de atender y realizar cerca de 200 llamados diarios. También planifica las rutas de los operadores para optimizar los tiempos de respuesta a sus clientes, envía correos y publicita los servicios en las redes sociales.

Trabajo clave

Ariel Jara, uno de los propietarios de la empresa destaca que la función que desempeña el joven con capacidades diferentes es clave para el funcionamiento de la organización.

"El es el verdadero corazón de Full House, es el nexo con nuestros clientes, la primera línea de atención y quien coordina el despliegue de nuestros servicios en terreno. También administra nuestra cuenta de Facebook (Full House Puerto Montt), porque aún no contamos con un sitio web pero es una herramienta que ya tenemos en proyecto", sostiene.

El empresario local agregó que antes de contratar a su actual operador telefónico, otras personas se desempeñaron en ese puesto de trabajo, pero que nunca alcanzaron el nivel de Sebastián. "Su desempeño , motivación y compromiso es sobresaliente, nunca ha habido una diferencia en su trabajo por su discapacidad", dijo Jara.

En cuanto a cifras, indicó que más del 50% de las personas que se desempeñan en Full House presenta algún grado de capacidad diferente.

Tras la celebración del Día Internacional del Trabajo, El Llanquihue recogió la historia de este joven que vive junto a su madre en Coihuín, que fue víctima de un grave accidente laboral, la que hoy asegura haber superado gracias a sus ganas, esfuerzo y a una oportunidad.