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Las Cascadas: el refugio donde el ex Presidente disfrutaba de la naturaleza en largas caminatas

PUERTO OCTAY. Patricio Aylwin llegaba cada año, a fines de enero, hasta su casa de veraneo con vista al lago Llanquihue, en un predio a 75 kilómetros de Osorno. Su sencillo dormitorio se conecta a un bosque nativo, donde le gustaba descansar.
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Sergio Silva

"Reconozco que lloré cuando llegué a la casa y mi señora me contó que había fallecido don Patricio (...) Era una excelente persona, muy humano. Su hija Mariana había llamado hace unos días a mi esposa para contarle que su condición de salud era compleja".

El testimonio corresponde a Waldemar Turra, quien desde 2006 trabaja en el predio de la familia del ex Presidente Patricio Aylwin en el balneario de Las Cascadas, ubicado a orillas del lago Llanquihue.

El trabajador regresaba a su hogar al mediodía de ayer cuando recibió la noticia de la muerte del ex Presidente.

"Cuando llegaba a su casa de veraneo le recolectaba hortalizas y le ensillaba los caballos. Le gustaban mucho los tomates, iba personalmente a su huerta y los cosechaba solo en el invernadero", recuerda el trabajador, a quien Aylwin le decía de cariño el "Obrero".

Turra, casado hace 28 años y padre de tres hijos, trabaja junto a uno de ellos en el predio de la familia Aylwin, y hoy lamenta no haberse tomado alguna fotografía junto al ex Presidente.

"Ya no lo voy a ver más en el verano (...) fue siempre un caballero, no porque sea el jefe, era una persona sencilla y si usted pregunta a los vecinos de acá, le dirán lo mismo", detalló.

La misma tristeza muestra Marlene Cárdenas, de 51 años, quien intenta al principio responder las preguntas sobre el ex Mandatario. Asegura que recordar a Patricio Aylwin le genera un nudo en la garganta que la impide expresar lo que siente. "La señora Mariana (Aylwin) nos llamaba siempre para decirnos sobre el estado de salud de su padre. Hace unos días nos contó que estaba muy grave. Era el huésped de honor de la señora. Cada verano ella se encargada de él, le cocinaba y salían juntos a caminar. Yo era la encargada de lavarle su ropa y hacer algunas labores en el hogar", expresó Marlene, quien durante la entrevista abraza un portarretratos donde sale junto al matrimonio Aylwin-Azócar.

El vínculo de Patricio Aylwin con Las Cascadas comenzó a fines de los años '60, cuando arrendaba una vivienda en el lugar junto a su familia.

Con el correr de los años adquirió el terreno de 60 hectáreas donde emplazó su casa de veraneo. Cada año a fines de enero el ex Mandatario llegaba a descansar junto a su señora e hijos, donde se quedaba cerca de 23 días.

El contacto con la naturaleza era uno de sus mayores pasatiempos. De hecho, salía frecuentemente a caminar por los senderos de su predio. Así lo recuerda Waldemar Turra, quien señala que él gustaba caminar por el campo durante las tardes.

Alrededor de su casa de veraneo hay abundante vegetación con arbustos y árboles nativos, además de especies frutales que rodean los caminos interiores del predio.

Su dormitorio es muy sencillo: hay dos lámparas de velador y un cuadro de Cristo que crucificado sostiene un rosario de color blanco; y su cama está flanqueada por un armario de madera que tiene un espejo en la puerta y en el otro extremo por mueble de mimbre.

Su habitación privada tiene un lugar especial en la casa del predio: se ubica frente al lago Llanquihue y los ventanales tienen vista directa a un jardín donde hay especies como laurel alemán, mañíos y azaleas; y la puerta de la pieza conecta directamente a un sendero en un bosque nativo.

Las reuniones familiares eran en torno al calor de una combustión lenta, donde según cuentan, una silla mecedora con una manta de color café era su lugar habitual para leer o conversar con los invitados.

Muchas veces iba junto a su personal de seguridad hasta el poblado de Las Cascadas, donde adquiría provisiones y pasaba a visitar el hogar de una de sus hijas ubicado en las inmediaciones del balneario.

Caminata matinal

"Me acabo de enterar por usted que falleció don Patricio, ya que estaba haciendo mis cosas en la casa. La verdad aún no lo creo". Así de sorprendida se mostró Rosa Villarroel, vecina del sector Río Blanco, quien trabaja a un kilómetro de la casa de veraneo de los Aylwin-Oyarzún.

"Este año no lo vi caminando por estos lados, después supe que estaba enfermo. Es una lástima su muerte, ya que era un excelente caballero, siempre atento y se detenía a conversar con los vecinos del sector (...), una pena la verdad", expresó Rosa Villarroel, de 50 años.

Quien también tuvo palabras especiales fue Víctor Hugo Borkert, empresario agrícola del sector Río Blanco.

El vecino de Las Cascadas confirmó también que a Patricio Aylwin le gustaba mucho caminar. Pese a su edad siempre realizaba el mismo recorrido por el sector.

"Siempre iba primero uno de sus escoltas, luego venía don Patricio caminando junto a su hija Mariana y más atrás otro escolta. En el último tiempo caminaba apoyado con un bastón", señaló Víctor Hugo Borkert, quien confesó que "más que un ex Presidente de la República, era un vecino especial, una persona muy sencilla y de buenas costumbres, no solo él, toda su familia es igual, es una pena su muerte, don Patricio era muy cercano a la gente de este sector".

La osornina Marcela Hipp relata que compartió en más de alguna ocasión con el ex Presidente, durante los veranos, a quien recuerda como un excelente vecino.

"Caminaba más de dos kilómetros y pasaba frente a la casa de nosotros en el campo. Hacía lo mismo todos los días entre las 10 y 12 horas, era una caminata habitual, a veces solo con sus escoltas y en otras ocasiones con su hija Mariana o su nieta Paz (Bascuñán)", afirma Marcela, quien confirmó que debido a su estado de salud, el ex mandatario comenzó a disminuir la frecuencia de sus paseos por el lugar.

"Este verano ya no vino, el año pasado lo hizo, pero día por medio lo veíamos; pese a su edad, le gustaba mucho salir a caminar. Salía con buzo y zapatillas cómodas, al igual que su comitiva de seguridad de tres o cuatro personas", comentó Marcela Hipp.

Anécdota

La mujer recuerda que una vez Patricio Aylwin iba pasando por el camino interior del predio, frente de su casa.

"Don Patricio era muy amoroso, yo me tomé una foto con él hace tres años. Recuerdo que un día los perros salieron corriendo a ladrarle porque no lo conocían, ahí uno de mis hijos pequeños espanto a los canes con garabatos y don Patricio lo miró y se puso a reír y siguió su camino", recuerda Marcela.

"Nos deja una excelente persona, con quien se podía conversar sin ningún inconveniente, se daba el tiempo para escuchar y siempre expresó que le gustaba esta zona, por la naturaleza, la vegetación nativa y el lago. De hecho, construyó su casa frente al lago Llanquihue", añadió Marcela Hipp, quien conserva con agrado una fotografía que se tomó en 2012 con el ex Mandatario, cuando tenía 94 años.