Por fin, fueron rescatados del olvido y la desidia, que amenazaban su integridad, -tras 24 años-, los dos grandes murales, que rememoran dos singulares capítulos históricos de Puerto Montt, creados por talentosos pintores locales y que fueron retirados del hall del municipio en 1992 por razones de remodelación de la casa edilicia, pero que no regresaron a ella hasta ahora, como se ha informado en medio del beneplácito de la comunidad y del mundo cultural.
Para El Llanquihue, sobre todo, es motivo de especial satisfacción este logro, pues se escribió bastante sobre el tema en procura de estimular la voluntad y acción para que esa recuperación se produjera, como así felizmente acaba de acontecer.
Y gracias a la iniciativa y manos a la obra de la Asociación de Artistas Plásticos de Puerto Montt, que por propia decisión, esfuerzo, creatividad y dedicación de algunos de sus integrantes, pudo rehabilitar -en todo su esplendor- los imponentes murales dedicados a la reconstrucción del puerto tras el terremoto de mayo de 1960 y a la heroica gesta de la Colonización de nuestra provincia. Ambos cuadros hoy lucen flamantes, como recién salidos del pintado de sus originales autores: Lorenzo Stuardo y Juan Rivera.
Fueron cinco meses de intensivo, perseverante, prolijo e inspirado trabajo, el que cristalizaron los pintores porteños bajo el techo de la Casona Cultural del Parque La Paloma, para hacer revivir esos dos coloridos e impresionantes murales. Los que tras más de dos décadas, guardados en bodegas municipales, habían sufrido los efectos del paso del tiempo y la acción de la humedad, perdiendo colorido, textura y dañándose en algunos sectores de la superficie. Sin embargo, la admirable pasión y el amor que pusieron los artistas a su trabajo restaurador, obró el milagro de resucitarlos a la vida en toda su magnificencia patrimonial.
Debemos congratular -agradecidos- a nuestros artistas plásticos, por su extraordinario aporte a la conservación de la identidad sureña y de Puerto Montt en particular. La que generosamente resguardan y proyectan -pincel en ristre- a través de sus maravillosas creaciones, que adornan espacios fraternos del país y el mundo.