Los años no sólo dejan huellas en las personas, sino que también en los edificios. Y es que el paso del tiempo afecta a lo que queda del patrimonio arquitectónico de Puerto Montt, especialmente cuando (a diferencia de otras ciudades) nuestro principal material de construcción son las nobles maderas del sur. Alerces, mañíos y robles cobraron forma y estilo en las manos de carpinteros chilotes y germanos, estructuras que en muchos casos han desaparecido por la acción del tiempo, la modernidad o el fuego. Por ello el observar que dos de los principales inmuebles históricos del centro de nuestra ciudad, como lo son la Iglesia de los Padres Jesuitas y el campanario que se ubica en el cerro, han sido recientemente restaurados nos llama a la reflexión. Primero a reflexionar sobre la necesidad de conservar estos dos tesoros patrimoniales, y en segundo orden respecto a la falta de iniciativas similares para edificios históricos que están tanto en manos públicas, como la casa Pauly, como privadas como es el caso de la casa Ebel, emplazada en la esquina de las calles Benavente y Balmaceda. La Iglesia de los Padres Jesuita fue inaugurada para la navidad de 1872 y es el edificio más antiguo de la ciudad que hoy se mantiene en pie. En el caso del campanario, su construcción fue terminada en 1894 y el 25 de septiembre de 1997 el Ministerio de Educación declaró Monumento Histórico la Torre Campanario del Colegio San Francisco Javier. Las siluetas de ambos edificios han observado desde hace más de un siglo los acontecimientos más importantes de la actual capital de la Región de Los Lagos, y hoy lucen un renovado color luego de su restauración. El esfuerzo del Colegio San Francisco Javier, de sus ex alumnos y de la Comunidad Religiosa Jesuita de Puerto Montt, han hecho posible las reparaciones a la iglesia y el campanario. Ojalá que la Municipalidad de Puerto Montt concrete cuanto antes una iniciativa de similares características para la casa Pauly, que fue adquirida para su conservación con la aprobación del Consejo Municipal de Puerto Montt. Pero el llamado más urgente es a evitar la desaparición de la casa Ebel, cuya estructura cada día que pasa requiere con más urgencia una intervención mayor.
Por Jaime Brahm Barril,
ex intendente de la Región de Los Lagos