Puentes no se caen antes de construirse
El Puente a Chiloé sufre sus primeros embates antes de ser levantado, por apremios de una de sus constructoras.
Es lamentable la nebulosa de incertidumbre y de recelos que ha comenzado a rondar en torno al iniciado proyecto de construcción del gran puente hacia Chiloé, que es una de las obras de su género más grandes del continente americano y que obedece al interés del Estado chileno de alcanzar un desarrollo modernizador integral de nuestro territorio, incorporando a ese progreso, sobre todo, a las zonas del país en condiciones de mayor postergación y aislamiento.
Tratándose de una aspiración de muy antigua data -liderada por muchos años con incansable fervor por personajes, ya fallecidos, como el médico y parlamentario Félix Garay y el sacerdote periodista Abel Macías-, que vino a cobrar la fuerza determinante necesaria en los últimos lustros para iniciar ahora su marcha realizadora, en estos momentos resulta inmaduro, carente de seriedad y hasta irracional, siquiera pensar en dejar sin efecto la habilitación del viaducto sobre el canal de Chacao. Y más aún después que todos los análisis y estudios verificados, que confirmaron su viabilidad y aporte desarrollista no sólo para la Provincia de Chiloé, sino que para nuestra Patagonia misma y el país entero, que en su longura amerita continuidad.
Afortunadamente, la oportuna intervención ministerial del rubro de las Obras Públicas, encabezada por su titular Alberto Undurraga, en reciente reunión con los senadores de esta zona, tranquilizó el inquieto ambiente, al asegurar que el proyecto puente chilote sigue adelante. Lo que significa que los escollos que surjan, cualesquiera que sean, serán superados, aunando voluntades, capacidades y esfuerzos, conscientes de que lo defendido y apoyado es un bien superior de carácter nacional.
En ese contexto, es que se confía que las dificultades que hoy presenta la empresa brasileña OAS, una de las integrantes del consorcio constructor, no interferirán en los avances de la obra, si oportunamente se remedia el tema y se delegan, si es preciso hacerlo, las responsabilidades a otra organización de relevo. Y de esa manera normalizar -confiados, seguros y eficientes, y sin demoras- los trabajos del soñado gran puente a Chiloé en el marco de la integración territorial de Chile.