Carolina Collins
Es sabido que dormir mal puede ser perjudicial para la salud y causar varias enfermedades que, a través de diversos estudios, han sido asociadas a la mala calidad del sueño. Y un estudio en particular buscó explicar la relación entre el mal descanso y la depresión, para explicar cómo ambos están relacionados.
El trabajo, dirigido por investigadores del Instituto Médico Howard Hughes en Chevy Chase (EE.UU.), estableció que las alteraciones al llamado "reloj biológico interno" o ritmo circadiano, que se refiere al mecanismo que nos dice cuándo debemos dormir o comer, aumentan las probabilidades de desarrollar algunas enfermedades, entre ellas la depresión.
Según el estudio, la alteración del ritmo circadiano se traduce en modificaciones al gen que tiene que ver con el desarrollo de la depresión.
Louis Ptácek, director de la investigación que fue publicada en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences, explicó que "el no dormir las horas suficientes conlleva múltiples consecuencias para nuestra salud, incluida la salud mental".
Lo investigadores ejemplificaron mencionando el caso de los trabajadores que tienen cambios de turnos, que suelen tener más riesgo de padecer depresión.
A pesar de que se conocía que había una relación entre el mal dormir y ese trastorno del ánimo, no existía ningún estudio hasta ahora que explicara la relación entre ambas cosas.
Las pruebas
Para la investigación, los científicos estudiaron a tres miembros de una misma familia con trastorno de sueño anticipado familiar, que hace que quienes lo padecen en vez de dormir en la noche, lo hacen en la tarde porque el sueño se les adelanta.
Esta condición no es considerada una enfermedad, porque quienes lo experimentan son funcionales.
Lo que los diferencia es que no viven bajo el mismo huso horario que el resto de la gente, y suelen sufrir del trastorno del estado de ánimo estacional (TSAF), como se conoce al desarrollo de una depresión en una época determinada del año, más frecuentemente en invierno, cuando los días se acortan.
Entre los factores en común entre los individuos, los científicos observaron que, además de que se levantaban temprano, tenían defectos en el gen PER3, relacionado al ciclo circadiano.
Para ver la relación de ese gen y el desarrollo del TSAF, usaron ratones con dos copias defectuosas del gen PER3. Luego midieron su actividad en la rueda de ejercicio en distintos ciclos circadianos, y con distintas alteraciones de la luz.
Cuando se les expuso a 12 horas de luz al día, su comportamiento era normal, pero cuando se limitó la luz por cuatro horas, los ratones con los genes modificados terminaban sus actividades en la rueda cuatro horas antes que los animales no alterados.
De ahí los expertos concluyeron que "los resultados sugieren que la versión defectuosa de 'PER3' modifica los ritmos circadianos de los animales".
Para ver si esos ratones sufrieron depresión, los científicos les aplicaron un test de depresión, que consiste en que se les toma de la cola y se mide el tiempo que se demoran en calmarse y dejar de agitarse. Los animales con el gen PER3 alterado de rindieron mucho antes que los otros.
Ptácek explicó que el hallazgo es muy significativo porque "los seres humanos desarrollan un trastorno del estado de ánimo durante los días más cortos del invierno, y con los ratones pasa lo mismo".
Ratones apáticos y deprimidos
La última prueba con los ratones consistió en alterarlos para que no tuvieran el gen PER3: al ser sometidos a cuatro horas de luz, se mostraron completamente apáticos, de forma similar a lo que ocurre con los humanos deprimidos. Ptácek dijo que "creemos que el gen 'PER3' en una conexión entre los mecanismos relacionados con el estado de ánimo y el reloj biológico", sin embargo, aún no saben cómo se lleva a cabo esta interacción, aunque es un comienzo para empresar a diseñar nuevas terapias.
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