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El rock de Panzer se toma el Diego Rivera la noche del viernes

MÚSICA. Banda de metal nacional celebra 30 años de trayectoria.
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Para reconocer la "tierra de metales" que es Puerto Montt y agradecer la fidelidad de sus fans, la icónica banda de rock pesado Panzer ofrecerá de manera especial un concierto en nuestra ciudad para celebrar sus 30 años de carrera artística, evento programado este viernes 19 de febrero a las 20.30 horas en el Teatro Diego Rivera, con entradas a $2 mil .

La Corporación Cultural, buscó dar la posibilidad a los fans del heavy metal de entregar un tributo a la agrupación que dio forma y vida al movimiento metalero y que compartió escenario con sus mayores exponentes en la década de 1980 y 1990. Con una nutrida discografía que suma 10 álbumes entre 1987 y 2001 el éxito de la banda proviene de sus letras como de sus acordes.

Panzer nació en 1986, con al lanzar el disco "Infierno Rock" producido por el guitarrista Juan "Panzer" Álvarez, a poco andar con este material discográfico, el primero del género en Chile, la banda se destaca en el medio nacional al ganar durante dos años seguidos el Laurel de Oro. Recorren todo Chile en diversas caravanas de show en solitario. En la década del noventa comienza su camino internacional, viajando a Buenos Aires al lanzamiento del primer disco compilado de metal en castellano que agrupa a bandas de toda Latinoamérica y España. Panzer es parte de ese disco con "La Jaula" de su disco en solitario "Tierra de Metales" y debuta internacionalmente en el estadio de Obras de Buenos Aires.

Además Panzer es soporte de los grandes del rock mundial que llegan a Chile, tocando junto a bandas como Megadeath , Iron Maiden, AC/DC, en los clásicos "Monsters of Rock".

Panzer se consolida a nivel internacional como una banda intercontinental, llegando al evento "Leyendas del Rock" en España donde junto a Sepultura y Rata Blanca son los representantes latinoamericanos de la jornada del año 2007.

"En el Festival Retro de Maullín volví a la vida arriba de los escenarios"

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Rodrigo Norambuena F.

Después del término definitivo de Sábados Gigantes, Gloria Benavides, había tomado un receso en su vida artística, el cual culminó con la presentación en el Festival Retro de Maullín.

La cantante y comediante nacional, de dilatada trayectoria, había estado 27 años en el programa. El final del misceláneo, conducido por Don Francisco, marcó que su personaje la Cuatro Dientes cerrara cortinas y además por una cláusula del contrato con Univisión, no puede todavía trabajar en la televisión, cosa que solucionará en un viaje a Estados Unidos que hará estos días. Pero nada es para siempre y Maullín fue el lugar elegido por la artista para renacer.

-¿Cómo te sentiste en el Festival Retro?

-Me di cuenta en el show que chicos y grandes vibraron con mi trabajo. En el Festival Retro de Maullín, volví a a la vida arriba de los escenarios. Mi hijo, que es mi mánager, me dijo que apenas pasaron 10 minutos y empezaron a pedir la Macha de Plata. Fue él quien me convenció de volver a los escenarios y me dijo: "Mamá, tienes que volver, te debes a tu público, has realizado un carrera fantástica internacional y es momento que vuelvas".

-¿Cuánto tiempo estuviste fuera de los escenarios?

-Después de Sábados Gigantes tuve seis meses repensando mi vida, qué es lo que iba hacer. Me costó mucho programarme nuevamente, porque el fin del programa fue un momento fuerte para mí, ya que fueron 27 años donde mi vida estaba programada mes a mes. Pasar de esa rigurosidad a tener la libertad de que yo pueda programar mi vida, fue difícil y cuando empezaron ofertas nuevas de trabajo fue como raro; tenía que empezar de cero, hacer un show sola y prepararme para eso.

-¿Qué cosas cambiaron que tenías que corregir para volver a actuar y cantar?

-Primero, tenía que hacer acondicionamiento físico, había subido mucho de peso después de Sábados Gigantes. Me comí todo lo que no lo había hecho en 27 años: empanadas, humitas, pastel de choclo, todo lo que no hacía, porque tenía que cuidarme para caber en el traje de la "Cuatro". Cuando acepté Maullín, hace un mes y medio me puse firme a bajar de peso y pude caber en el vestido de la "Cuatro". Además hice clases de canto y de baile y mi rutina humorística la prepare con un libretista.

-¿Qué recuerdo tienes de tu época del Jappening con Ja?

-Los más lindos recuerdos, sobre todo significó un aprendizaje trabajar a lado de Jorge Pedreros, un genio. El "Chino" para mi fue un compañero de la vida, y lo extraño mucho, me hace mucha falta como amigo y productor. Además, la Gertrudis de la oficina es un personaje que le tengo cariño, lo recuerdo muchísimo.

-¿Qué pensamiento te trae tu último paso por el Festival de Viña del Mar?

-El año 2001, fue la última vez y yo me despedí de Viña y eso fue doloroso, dije adiós, pero no quería hacerlo porque era un público que me entregó mucho cariño. Lo decidí por comentarios mal intencionados de la prensa que hablaban que ya no debería estar en ese escenario.

-¿Por qué en la biografía no autorizada de don Francisco, la vinculan en una relación con el animador?

-No me voy a pronunciar sobre ese tema.

"La Once" inicia esta jornada el ciclo Mirador en la Casa del Arte Diego Rivera

CULTURA. Premiado documental que trata la tradición de la hora del té para un grupo de amigas, se exhibirá a las 20 horas.
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Sin que desaparezca el humor, las ganas de vivir y la alegría de contarse anécdotas, un grupo de amigas continúa la tradición de reunirse una vez al mes desde hace 60 años en una insólita historia que recoge el premiado documental "La Once" este miércoles a las 20 horas en el Teatro Diego Rivera. Entrada $1.000.

Con el apoyo de la Corporación Cultural de Puerto Montt, la muestra se enmarca en el programa MiraDoc, que considera el estreno de un documental de excelencia al mes en el norte, centro y sur de Chile. El film es dirigido por Maite Alberdi y tiene una duración de 94 minutos.

"La Once" tendrá como invitadas en Puerto Montt a Alicia Pérez y Ximena Calderón y es un documental que cuenta la historia de seis amigas, ya ancianas, que se junta a tomar el té una vez al mes desde hace sesenta años. Este espacio de intimidad femenina se resiste a desaparecer, aunque ellas inevitablemente están muriendo.

En estas reuniones se encuentran y desencuentran, interpretan y comentan la actualidad -incluso aunque no entiendan algunas tendencias-, evocan el pasado común y se esfuerzan en demostrar que aún están vigentes, olvidando por un momento los males que padecen.

El tratamiento temporal representará el paso inevitable del tiempo en estas mujeres, parece que en ellas todo sigue igual, sin embargo, los cambios serán evidentes. Es un seguimiento a lo largo del tiempo, que se centra exclusivamente en el encuentro mensual, cuando se juntan a tomar té y en un único escenario: la mesa. La cinta, crea la sensación al público que están compartiendo la once con ellos.