La tristeza por el fallecimiento de ilustres puertomontinos, en el cambio de año, no termina. Por el contrario, el dolor se ahondó con el reciente deceso del connotado profesor y deportista Rudy Vargas Muñoz (QEPD), quien fuera un luminoso ejemplo de honestidad, espíritu humanitario, profesionalismo, constancia, entrega y optimista y constructivo enfoque de la vida.
Prestigió, sobre todo, a la cultura física de Puerto Montt como maestro en la especialidad en los colegios San Francisco Javier, primero, y Salesianos, en el último tiempo. Donde forjó a los mejores deportistas y, sobre todo, a personas de nobles y buenos sentimientos. Tal cual él mismo lo era de la mano de grandes virtudes como la solidaridad, la relación fraterna y la responsablidad en el cumplimiento de los deberes. Encarnó, como nadie, en sus alumnos el célebre lema deportivo de la "mente sana en un cuerpo saludable".
Sin embargo, la fecunda y noble trayectoria de Rudy Vargas, comenzó antes, en su juventud, cuando prestigió al deporte de Puerto Montt a través de sus sobrealientes actuaciones, en la década del 60´, como atleta velocista y también como brillante fustbolista de selecciones puertomontinas. De extraordinaria rapidez y habilidad en el manejo del balón, fue un jugador descollante muy querido por la hinchada. A lo que unía un admirable espíritu deportivo en cuanto a comportamiento dentro de las canchas y respeto a sus rivales y a los reglamentos vigentes. También fue un apasionado del vóleibol y hasta dirigió a un club de bicicross, junto con haber sido seleccionador de fútbol en series menores de la comuna con muy buenos resultados a nivel nacional.
De carácter afable, alegre, sencillo, preocupado de los demás, Rudy jamás hizo alarde de sus grandes cualidades y logros. Todo lo contrario, siempre trató de servir, de hacer el bien, humildemente, fiel a sus profundas raíces de fe cristiana. Extrañaremos a este gran puertomontino, sin duda. Duele su partida, pero el mejor consuelo es seguir su ejemplo de hombre de bien, siendo serviciales, laboriosos y modestos como él. Una calle, un recinto deportivo, bien pueden perpetuar el nombre de Rudy Vargas Muñoz, que tanto honró a Puerto Montt con su calidad humana.