Una vez más se ha superado la meta de la campaña Teletón, al reunirse sobre 30 mil millones de pesos, lo que constituye un importante avance, si se considera el complejo escenario económico actual.
Sin embargo, los chilenos tenemos una memoria de corto alcance, que en parte explica el olvido en que quedan sumidos los discapacitados cuando no hay Teletón. El concepto de discapacidad es genérico y abarca desde la condición física, sensorial, mental, que limita ciertas actividades para desarrollarlas con normalidad, lo que muchas veces se transforma en un calvario para sus protagonistas, quienes deben lidiar no solo con impedimentos urbanos, sino también con la poca colaboración de la comunidad.
Avances importantes ha habido en nuestra zona, como veredas con rebajes en las esquinas, para facilitar el paso de las sillas de ruedas, pero resulta evidente que muchas personas no respetan a estas personas cuando atraviesan las calles a paso lento, cuando se instalan vehículos sobre las aceras, con lo cual impiden el paso de sillas de ruedas, cuando las veredas están en mal estado o hay obstáculos difíciles de sortear para ellos. Hay que ver también cómo los estacionamientos reservados para discapacitados son ocupados por conductores sin impedimentos, en los malls o supermercados, cuestión que con frecuencia es denunciada en cartas al diario o fotografías de denuncia.
De acuerdo con el Censo de Población de 2012, en Chile hay más de 2,5 millones de personas con algún grado de discapacidad. La Teletón ha logrado avances sustanciales en mejorar la calidad de vida de esos chilenos, pero todavía falta cambiar la mentalidad de los ciudadanos y aprender a ponerse en el lugar del otro.
Quizás uno de los mayores dolores de cabeza está en el transporte público, donde los discapacitados viven las dificultades para su traslado, junto con su silla que les permite la movilidad. La educación asoma como una forma importante para revertir este problema y para ser respetuosos con nuestros semejantes, quienes exigen una cultura de mayor inclusión. Sólo así será posible cambiar el panorama y lograr que la gente se ponga en el lugar del otro. Cuando logremos eso, estaremos dando un gran paso como sociedad verdaderamente inclusiva.