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JAPÓN UTILIZARÁ UN EXOESQUELETO ROBÓTICO PARA LA REHABILITACIÓN

DESARROLLO. El armazón de la empresa nipona Cyberdyne se une a la gama de dispositivos que ayudan a las personas a volver a caminar.
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Pamela De Vicenzi/EFE

El Ministerio de Salud de Japón aprobó por primera vez el uso médico de un exoesqueleto robótico para las piernas destinado a ayudar a caminar y ejercitarse a pacientes que sufran enfermedades como esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o distrofia muscular.

Según el diario local Nikkei, citado por EFE, la armadura HAL de uso médico es el primer dispositivo de este tipo que el Gobierno nipón autoriza para su venta a empresas del sector sanitario.

El producto fue diseñado para asistir a aquellos que padezcan también de atrofia muscular espinal o atrofia muscular espinobulbar.

Los sensores adheridos al muslo y a otras partes del cuerpo detectan señales débiles del sistema nervioso y ordenan al armazón que recubre las piernas que ayude mediante el uso de sus motores al movimiento de las extremidades que se quiere realizar.

Según el fabricante, esta función ayuda al cuerpo a "recordar" cómo caminar y puede retrasar los efectos de una enfermedad o contribuir a recuperar la capacidad motora de las piernas.

Las pruebas clínicas del armazón en Japón mostraron que los pacientes que se sometían a nueve sesiones de ejercicios durante un periodo de tres meses podían andar distancias más largas que aquellos no sometidos a este tratamiento.

El equipo fue fabricado por la empresa Cyberdyne, que ya ha comercializado varios trajes o armaduras robóticas en diversos sectores.

Productos similares ya fueron aprobados en EE.UU y Europa, donde Alemania es el país líder, con iniciativas para que la sanidad pública costee este tratamiento.

Uso de exoesqueletos

El armazón de Cyberdyne no es el único de su tipo. En el Mundial de Fútbol que se realizó el año pasado en Brasil debutó el traje robótico creado por Miguel Nicolelis.

El exoesqueleto funciona gracias a una gorra con sensores sobre el cuero cabelludo de la persona. Este aparato capta las señales del cerebro y las envía a una computadora en la mochila que forma parte del armazón, que decodifica las señales y las envía a las piernas.

Previo al estreno de este artefacto, el equipo de Nicolelis explicó que gran parte de los materiales utilizados para su fabricación fueron impresos en 3D, lo que supone una de las tantas utilidades de esta tecnología.

A principios de septiembre, un grupo de investigadores estadounidenses combinó un exoesqueleto con una nueva técnica de estimulación en la columna para ayudar en la rehabilitación de un hombre que quedó paralítico tras una lesión vertebral.

El trabajo, realizado por la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) y la empresa Ekso Bionics, realizaron estos ensayos para "despertar" las neuronas dañadas de la médula del paciente a través del uso de electricidad.

El principal beneficiado con este aparato fue el norirlandés Mark Pollock (39), quien había perdido la vista a los 22 años, fue el primer ciego en alcanzar en Polo Sur. Sin embargo, cayó desde un segundo piso y sufrió una grave lesión en la columna.

"Será difícil conseguir que las personas con una parálisis completa caminen de forma completamente independiente, pero aún sin conseguirlo, el hecho de que ellas puedan ayudarse a sí mismas para caminar mejorará mucho su estado de salud y su calidad de vida", indicó Reggie Edgerton, académico de la UCLA y uno de los responsables del trabajo.

Lokomat, el exoesqueleto de la Teletón

En Chile, este tipo de tecnologías se emplea en algunos institutos Teletón para ayudar a la rehabilitación de los niños. La Lokomat es un exoesqueleto robótico diseñado en Alemania para el entrenamiento de personas con problemas de desplazamiento. El robot provee adiestramiento para andar, enseñando a la médula espinal y cerebro del paciente, con información sensorial, a señalizar al cuerpo cómo volver a caminar. Este aparato llegó por primera vez a la Teletón en 2007.

TECNOLOGÍA

Aseguran que las personas intuitivas son menos propensas a ser infieles

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Un estudio de la Universidad de Missouri (EE.UU.) afirma que las personas que suelen confiar en su intuición son menos propensas a cometer actos considerados inmorales, entre ellos la infidelidad.

La intuición o el "instinto" se define como la capacidad de entender algo de inmediato, sin necesidad de un razonamiento consciente.

En ese sentido, quienes tienen estos sentimientos profundos tienen menos probabilidades de tener problemas que puedan derribar la confianza que otros depositan en ellos.

Los resultados del estudio, publicado en la revista Personality and Individual Differences, aseguran que las personas que basan sus actos en los instintos son menos propensos a ser infieles después de reflexionar sobre las experiencias del pasado en el que se comportaban de manera inmoral.

"Algunas personas confían en sus instintos cuando se toman decisiones, mientras que otras personas son menos dependientes de ellos y no prestan mucha atención a limpiar los sentimientos, incluso si ellos lo experimentan", explicó Sarah Ward, perteneciente a la Universidad de Missouri y autora del estudio.

A través de una encuesta realizada a más de 100 participantes, en su mayoría mujeres, Ward y su equipo descubrieron que cuando una persona imagina que comete algún acto deshonesto, también suscita emociones ligadas a la culpa o la vergüenza. Por esta razón, también estuvieron más dispuestos a pagar el precio de estos hechos.

"Si te sientes mal por una transgresión moral, es posible que desee limpiarse. Nuestro estudio encontró que los participantes que eran más dependientes de la intuición estaban dispuestos a pagar más por el 'acto desinfectan te' después de leer sobre una transgresión moral", señaló Ward.

Según la investigadora, el estudio tiene por objetivo demostrar que dejarse llevar por los instintos puede traer más ayuda que perjuicios.

El estudio sobre instinto y moral

Hipótesis

El estudio de Missouri plantea que las personas que siguen su instinto son menos propensas a cometer actos "inmorales", en especial la infidelidad.

Culpa y vergüenza

Según la investigación, la gente más reflexiva que piensa de manera hipotética sobre estos temas tiende a sentir por anticipado culpa y vergüenza.

Las personas con dietas bajas en azúcar sienten las comidas más dulces

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En esta época de abundancia de dietas, las personas que dejan de lado el azúcar pueden sentir otros productos con más dulzor de lo habitual. Sin embargo, esto no cambia la costumbre de las personas en cuanto a sus gustos preferidos.

Un estudio realizado por los investigadores del Centro Monell (Philadelphia, EE.UU.) y publicado en el American Journal of Clinical Nutrition dio a conocer este fenómeno gustativo, ligado a la costumbre de los consumidores de "extrañar" este sabor debido a una adicción y con ello la búsqueda de productos con azúcares añadidos.

"Si la gente pudiera adaptarse a una dieta baja en azúcar con el tiempo sin afectar la aceptación de alimentos, podría ser posible reducir de manera gradual los azúcares añadidos en los alimentos y bebidas sin causar rechazo", indicó Paul Wise, sicólogo del mencionado centro de investigación y autor del estudio.

El equipo analizó a adultos sanos que normalmente consumían bebidas azucaradas o endulzadas con fructosa. Los participantes fueron divididos en dos grupos: 16 personas mantuvieron su dieta normal y su ingesta de azúcar, mientras que 13 redujeron sus niveles de hidratos de carbono. La investigación duró tres meses.

Al terminar el periodo de dieta, ambos grupos probaron productos como budín de vainilla y jugos de frambuesa. Los resultados arrojaron que las personas consumieron menos azúcar sintieron con mayor intensidad el dulzor de estos alimentos.

Sin embargo, no cambió la preferencia de los dos grupos por la cantidad de endulzantes que agregan a sus comidas.

"Las dietas modernas contienen una gran proporción de calorías que el azúcar, pero esta misma táctica puede que no funcione tan bien para ayudar a reducir la cantidad de azúcar que consumen las personas", advirtió Gary Beauchamp, parte del equipo de investigación.

29 personas formaron parte del estudio sobre el azúcar realizado por el Centro de investigación Monell, en Philadelphia.

5% del aporte calórico total recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) en cuanto al consumo de azúcar.