Cuando el mundo se ve enfrentado a un preocupante ambiente de tribulaciones y de desmedida violencia, aquí en nuestro país -¡enhorabuena!- afloran cada vez con más fuerza campañas de buena voluntad como la Teletón 2015, que en nuestro Puerto Montt ha sido recibida con especial entusiasmo colaborador. Ánimo que se vio fortalecido con la reciente visita de los artistas, adheridos a la organización del evento, que motivaron para que la solidaridad puertomontina se exprese con vigor los días 27 y 28 de este mes. Las jornadas de este humanitario certamen, destinado a allegar fondos para financiar el mantenimiento de esta obra nacional destinada a contribuir a la rehabilitación de niños y jóvenes que padecen discapacidades físicas.
Los primeros en concretar su apoyo a esta nueva versión de la Teletón y su generoso objetivo, fueron los jóvenes voluntarios que realizaron -en Angelmó- la iniciativa denominada Pintatón, mediante la cual le hicieron promoción al tradicional evento, estampando su fecha y emblemáticos signos en los vehículos allí estacionados, como en otros sitios estratégicos. La recepción a la iniciativa de los conductores y comunidad del lugar -a quienes se pidió el permiso correspondiente- fue de admirable adhesión, lo que es un buen indicio de lo bien que le irá a la Teletón esta vez. El propio director del Instituto local, doctor Marcelo Salazar, dio el ejemplo colaborador acompañando en su noble tarea al voluntariado juvenil, que pintando nos recuerda que "Teletón la hacemos Todos", el lema.
Mientras esa labor de difusión se cumplía, se producía otro gran ejemplo humanitario empresarial de respaldo a esta gran obra. La empresa Colún donaba al Centro Teletón en Puerto Montt, 10 bicicletas adaptadas para los pacientes del referido instituto, cuyo costo bordea el millón de pesos cada una. Contribución que alentó aún más el fervor preparatorio de la cita solidaria de los próximos días.
Es oportuno considerar que estas cruzadas de buena voluntad enriquecen el espíritu nacional. Desatan de los egoísmos individualistas y libran de la codicia. Predisponen a la unidad y a la mutua colaboración. Y, así, mancomunados por una gran causa, logramos objetivos y disfrutamos de una vida más feliz.